Resumen: Uno encuentra extraño mirar especies en nichos del mar profundo, pero pocos pudieran haber imaginado un gusano come-ballenas sin boca ni ojos. Cuando una ballena muere, esta especie viene a la vida. Aún más notable es que la hembra gesta sus propios compañeros reproductivos – al engullir una docena o más de inmaduros machos vivos.
”En este planeta solitario llamado Tierra, coexisten (sin contar entre otras formas de vida), algas, escarabajos, esponjas, medusas, serpientes, cóndores, y secoyas gigantes. Imagine esos siete organismos vivos alineados uno con el otro en algún lugar. Si no los conociera bien, se resistiría a creer que ellos vienen del mismo universo, y mucho menos del mismo planeta”, -- Neil deGrasse Tyson, Museo Americano de Historia Natural
basado en un informe del MBARI (Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterrey)

Gusanos de ballena devorando huesos sin tener boca y con múltiples machos dentro de la hembra
Imagen: Greg Rouse
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Los científicos que estudian un esqueleto de ballena en el Cañón de Monterrey informaron recientemente el descubrimiento de dos nuevas especies de inigualables gusanos que se alimentan de los huesos de ballenas muertas. En la edición del 30 de Julio de
Ciencia, los investigadores describen estos gusanos, cuyos cuerpos y estrategias alimenticias difieren de los de cualquier otro animal conocido. Los gusanos no tienen ojos, piernas, boca o estómago, pero tiene un penacho lleno de plumas y “raíces” verdes. Usan las raíces para infiltrar los huesos de ballenas muertas, digiriendo adentro las grasas y aceites con la ayuda de una bacteria simbiótica. Greg Rouse, biólogo marino del Museo de Australia del Sur, trabajó con los científicos Shana Goffredi y Robert Vrijenhoek en el Instituto de Investigación del Acuario de la Bahía de Monterrey (MBARI) para clasificar los nuevos gusanos, colocándolos en un nuevo género llamado “Osedax”, que en Latín significa: “devorador de huesos”.
El rasgo más visible del
Osedax rubiplumus y el
Osedax frankpressi son sus rojizos penachos plumosos, los cuales extiende en el agua y funcionan como agallas. Las plumas conectan a un tronco muscular, el cual puede ser retraído a un tubo transparente cuando los gusanos son molestados. En el otro extremo del tubo, escondido dentro del hueso de la ballena, el cuerpo se ensancha para formar un gran bolsa de óvulo. Las raíces verdosas, que se ramifican fuera del saco del óvulo, están llenadas con la bacteria que descompone el aceite de los huesos de las ballenas.
Los científicos estuvieron inicialmente desconcertados por el hecho de que todos los gusanos que recogieron eran hembras. Sin embargo, mientras examinaban los gusanos hembras de dos a siete centímetros de largo bajo un microscopio, descubrieron que la mayoría de las hembras tenían docenas de gusanos machos microscópicos viviendo dentro de sus cuerpos. Estos gusanos machos se veían como si no hubieran pasado nunca el desarrollo de su etapa larval, sus cuerpos aún contenían pequeñas cantidades de yema pero también contenían copiosas cantidades de esperma.
Los investigadores observaron también que los gusanos hembra de todos los tamaños estaban llenos de óvulos, lo cual comenta el coautor principal Vrijenhoek, “Estos gusanos parecen ser el equivalente ecológico del diente de león, una debilucha especie que crece rápidamente, fabricando muchos óvulos, y dispersándolos por aquí y por allá”. Esta estrategia tiene sentido considerando que estos gusanos solo pueden vivir de ballenas muertas. Después de que un esqueleto de ballena ha sido consumido, todos los gusanos mueren en el lugar. Antes de que esto suceda, deben soltar suficientes óvulos o larvas de manera que una pequeña proporción sea transportada por las corrientes del océano hasta que puedan encontrar y colonizar otro esqueleto de ballena.

Especies extrañas, biodiversidad terrestre
Imagen: NGS
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Rouse comenta que, “A causa de la altamente inusual anatomía de las hembras, al principio estábamos extraviados por conocer que tipo de animal era el Osedax”. Pero después de examinar partes clave del DNA de los gusanos, los investigadores determinaron que los gusanos de ballena-caída están cercanamente relacionados a los gusanos de tubo largo encontrados en los respiraderos hidrotérmicos y en fangos fríos. Ambos tipos de gusanos obtienen nutrición con la ayuda de bacterias simbióticas.
Posteriores análisis de la información del DNA redituaron algunos resultados sorprendentes. Por ejemplo: después de observar la cantidad de variabilidad en el DNA mitocontrial de los gusanos (la cual se presume que cambia a un rango relativamente constante con el tiempo) concluyeron que el antecesor común más recientes de las dos nuevas especies de gusanos vivió apenas hace 42 millones de años, aproximadamente al mismo tiempo que las ballenas evolucionaron primeramente por sí mismas. La diversidad genética de los gusanos sugiere también que son parte de una población reproducida enérgicamente que incluye cientos de miles de individuos, una población que presumiblemente haya estado oculta de la vista humana en la inmensidad del océano profundo. Esto más allá implica que, como lo puso Vrijenhoek “debe haber muchas ballenas muertas allá afuera”.
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Después de estudiar la ballena muerta en la Bahía de Monterrey por encima de un año y medio, Vrijenhoek y Goffredi han llegado a la conclusión de que las dos nuevas especies de gusano son solo la punta del iceberg (o quizás la punta del cuento de la ballena). Los esqueletos de ballena o ballenas caídas, como son llamadas, representan una entrada masiva de comida en el ambiente generalmente limitado de comida del mar profundo. Una ballena caída puede proporcionar tanto material orgánico como millares de años de nieve marina, los restos orgánicos que se sedimentan desde las aguas de la superficie para sustentar la vida en la profundidad. El especialista en ballenas caídas Craig Smith de la Universidad de Hawai ha identificado ecosistemas enteros con cientos de animales distintos que se han desarrollado alrededor de una solo ballena caída. Algunas de esas comunidades pueden ser sustentadas por décadas de los huesos saturados de aceite de las ballenas. Los científicos del MBARI describirán la inusual comunidad animal en la ballena caída del Cañón Monterrey en un artículo que será publicado en la edición del Octubre del 2004 de Investigación del Mar Profundo.
Igual que las comunidades animales alrededor de respiraderos hidrotérmicos del mar profundo, las comunidades de la ballena caída se desarrollan alrededor de efímeras fuentes de comida altamente localizadas. En los respiraderos hidrotérmicos, los sulfuros arrojados de los respiraderos son consumidos por bacterias, las cuales proporcionan en cambio la nutrición para los animales. Redes similares de alimento y organismos dependientes de sulfuros han sido observados en ballenas caídas, donde los sulfuros pueden ser producidos por la descomposición bacterial del tejido de la ballena. Sin embargo, la bacteria simbiótica en los gusanos
Osedax spp representa una estrategia evolucionaria enteramente distinta que descompone directamente los lípidos (grasas y aceites) de los huesos de las ballenas para proporcionar alimento para los gusanos. Esta es la primera vez que una bacteria degeneradora de lípidos ha sido observada en una relación simbiótica. El coautor Goffredi ha estado estudiando esta relación y está preparando actualmente un artículo relacionado con el tema.
Aunque las ballena caídas hayan sido estudiadas en varias partes a lo largo de la costa de California y donde sea, la ballena caída del Cañón de Monterrey es el estudio más profundo hasta la fecha. Su gran profundidad (2,891 metros) puede explicar el porqué algunos de los animales en ese sitio no hayan sido vistos nunca antes. En adición a la recientemente bautizada especie, los investigadores recogieron además entre cuatro y seis animales parecidos a gusanos no identificados del esqueleto de la ballena. Aunque no tan extraordinarios como
Osedax, estos animales previamente desconocidos subrrayan la anteriormente inimaginable biodiversidad y adaptaciones inigualables de los organismos en el mar profundo.
G. W. Rouse, S. K. Goffredi, y R. C. Vrijenhoek, Gusanos marinos Osedax come huesos con machos enanos. 2004. Vol. 305 #5684 (Julio 30, 2004).