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The Quest : El Instituto Seti te necesita
Fecha original : 2004-11-13
Traducción Astroseti : 2004-11-22

Traductor : Daniel G. Furones
Artículo original en inglés
 METEOROS        
Meteoros Leónidas, 2004





Resumen: (13 de noviembre de 2004) La lluvia de meteoros Leónidas es una oportunidad anual para observar a mediados de noviembre polvo cometario a su paso a través de la órbita de la Tierra. Una vez cada tercio de siglo, la lluvia se convierte en tormenta. Este año, el máximo puede no llegar a alcanzar el nivel de una tormenta, pero las noches sin luna del miércoles y el viernes ofrecen las mejores condiciones de observación.







Composición de imágenes de meteoros Leónidas tomadas por una cámara CCD a bordo del satélite MSX.
Composición de imágenes de meteoros Leónidas tomadas por una cámara CCD a bordo del satélite MSX.


Se espera que la lluvia anual de meteoros Leónidas alcance su máximo el próximo miércoles o viernes, en las noches del 17 o el 19 de noviembre, pudiendo los observadores situados en zonas oscuras disfrutar de una vista sin luna. Este año podría ser especial, no por el gran número de meteoros, sino por las favorables condiciones de observación. Los meteoros Leónidas son los escombros dejados en el espacio por el cometa Tempel-Tuttle, que atraviesa el sistema solar interior en intervalos de 33 años. En cada visita, el cometa deja tras de sí una estela de polvo.

En el Manual del Observador 2004 de la Real Sociedad Astronómica de Canadá, los expertos en meteoros Margaret Campbell-Brown y Peter Brown señalan que el máximo de actividad de este año debería acontecer en la mañana del 17 de noviembre. Y citan las 09:00 GMT, que se corresponde con las 4 a.m. ET (hora de la costa este) y la 1 a.m. PT (hora de la costa del Pacífico). Esta hora es muy favorable para los norteamericanos, especialmente para los del este de Estados Unidos y Canadá.

No obstante, otros investigadores de meteoros como Jeremie Vaubaillon de Francia, David Asher de Irlanda y Esko Lyytinen de Finlandia, han examinado las perspectivas de Leónidas para este año y también sugieren que es de esperar algo de actividad dos días más tarde, el 19 de noviembre. Podrá observarse un pequeño grupo de 30 a 60 Leónidas por hora, pero el intervalo de tiempo en el que se prevé que estos meteoros sean más numerosos (aproximadamente de 19:00 a 22:00 GMT) favorece a los observa-dores de Asia y Australia (donde serán las primeras horas de la mañana del 20 de noviembre).

Los meteoros parecerán proceder de la comúnmente denominada “Hoz” de Leo, pero los posibles observadores no deberían concentrarse en esa área del cielo alrededor de Leo, sino más bien mantener los ojos en movimiento en torno a diferentes partes del cielo. El cuerpo madre, el cometa 55P/Tempel-Tuttle, atraviesa la órbita terrestre con su estela de polvo alrededor del 18-22 de noviembre de cada año, aunque la magnitud o el nivel máximo de encuentros con meteoros varía en un ciclo regular de tres décadas.
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Meteoro pillado in fraganti. Haga clic aquí para ampliarla. Crédito: ESO.


Los cometas son una fuente importante de meteoroides. Tras muchas visitas cerca del sol, el núcleo “bola de nieve sucia” de hielo y polvo de un cometa se desintegra y frag-menta, dejando una estela de meteoroides a lo largo de su órbita. Algunas “corrientes de meteoroides” atraviesan la ruta orbital de la Tierra, y cuando nuestro planeta pasa a tra-vés de ellas, algunas de estas partículas entran en la atmósfera. El resultado es una lluvia de meteoros, siendo las más famosas la de las “Perseidas” en el mes de agosto y la de “Leónidas” en noviembre.

La mayoría de las partículas Leónidas son diminutas y se vaporizarán en la alta atmósfera debido a su extrema velocidad (en torno a 44 millas por segundo, o casi 71 km/s), por lo que no representan ninguna amenaza para el hombre, tanto en tierra como incluso en avión.

Sólo cuando estas pequeñas rocas (o meteoroides) entran en la atmósfera terrestre son llamadas meteoros. Realizan una entrada espectacular y preciosa, desintegrándose y generando una corta estela luminosa en el cielo nocturno que rara vez dura más de un segundo o dos. La temperatura de la estela del meteoro puede alcanzar sobre los 4600 C (8312 F). La mayoría de los meteoros son completamente destruidos en altitudes de entre 80 y 110 km, pero a aquellos que alcanzan el suelo se les da aún otro nombre: meteoritos.

Los observadores particulares de la lluvia de meteoros y bólidos de este año están invitados a comunicar sus resultados en línea con varias organizaciones astronómicas.

Formularios de comunicación .

Formulario en línea de comunicación de bólidos de la IMO.
Formulario en línea de comunicación de bólidos de la Socie-dad Americana de Meteoros.
• Formulario en línea de comunicación de bólidos de la Sociedad Alemana de Meteoros.

Durante los últimos años (de 1998 a 2002) hemos asistido a varias lluvias y tormentas de meteoros Leónidas excepcionales. La última tuvo lugar en 2002, pero, a partir de los resultados de cómputos, parece que no se espera ninguna otra tormenta durante la próxima década. Actualmente, no se ha identificado todavía ninguna tormenta de Leónidas hasta al menos el año 2033.
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Espectro de un meteoro. Haga clic aquí para ampliarla.


Hace tres años, “las investigaciones sobre la tormenta de meteoros Leónidas ofrecieron abundantes resultados para los astrobiólogos de la NASA”, afirmó el doctor Peter Jenniskens, astrónomo de la NASA con base en el Centro de Investigación Ames e investigador principal en una misión aérea para la recopilación de datos libres de las trabas de las luces terrestres y de la mayoría de las condiciones meteorológicas locales. “Hasta la fecha, los resultados indican que los precursores químicos de la vida –encontrados en el polvo cometario– pueden haber sobrevivido perfectamente a la entrada en la atmósfera terrestre”.

Jenniskens y su cuadro internacional de investigadores creen que mucha de la materia orgánica contenida en el polvo cometario sobrevivió de alguna forma al rápido calenta-miento durante la entrada en la atmósfera de la Tierra. “Las moléculas orgánicas en los meteoroides no parecían desintegrarse en la atmósfera”, explicó. Pueden haberse enfriado rápidamente antes de fragmentarse, concluyó.

Otra conclusión con implicaciones potencialmente importantes para la astrobiología es que los meteoros no son tan calientes como los investigadores habían creído hasta ahora. “Descubrimos que la mayoría de la luz visible de los meteoros procede de una estela caliente justo detrás del meteoro, no de la cabeza caliente de los meteoroides”, dijo Jenniskens. Esta estela caliente tiene justo la temperatura correcta para la creación de precursores químicos de la vida, afirmó.

Los investigadores de la Universidad del Estado de Utah encontraron que, durante la desaparición de los meteoros en la atmósfera, su rápido giro provocaba la eyección de pequeños fragmentos en todas direcciones, bastante lejos de la cabeza del meteoroide. Este es un importante descubrimiento para la astrobiología, porque significa que los meteoros pueden ser capaces de alterar químicamente grandes porciones de atmósfera.


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