![El Endeavour. Crédito: Fundación HMB Endeavour. [<A HREF= http://www.barkendeavour.com.au/ target=_blank>Más</A>]](headlines/y2004/images/cook/endeavour1_med.jpg)
El Endeavour. Crédito: Fundación HMB Endeavour. [Más]
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Cada 120 años más o menos, una mancha oscura planea a través del Sol. Pequeña, negro-tinta, casi perfectamente circular, no se trata de una simple mancha solar. No todos pueden verla, pero aquellos que lo hacen obtienen un sentimiento extraño, de mantenerse erguido sobre las puntas de los dedos de los pies sobre la arena húmeda, en la playa de la isla del Pacífico del Sur...
Las gaviotas se arremolinan allá arriba, chillando. Los olores de la ciudad, flotando desde Plymouth, a través del barco, empujando al aire salobre. Las velas tensas y desplegadas. El viento había cambiado y era hora de partir.
El 12 de Agosto de 1768, el velero de Su Majestad, Endeavour, salió del Puerto, con el Teniente James Cook al frente, con destino a Tahití. La isla había sido “descubierta” por los europeos hacia solo un año antes en el Pacífico del Sur, una parte de la Tierra tan poco explorada que los creadores de mapas no podían ponerse de acuerdo si se encontraba ahí un continente gigante o no. Cook podría haber estado yendo igual a la Luna que a Marte. Tenía que conducir a través de miles de kilómetros de mar abierto sin tener nada como un GPS o ni siquiera un buen reloj de pulso para controlar el tiempo de la navegación, para encontrar una pequeña mancha de tierra de sólo 32 kilómetros de ancho. En su camino, podrían presentarse (y de hecho lo hicieron) tormentas peligrosas sin ningún aviso. Formas de vida desconocidas le esperaban en las aguas del océano. Cook consideraba que la mitad de su tripulación podría perecer.|
Valía la pena, pensó, observar un tránsito de Venus.
'A las 2 pm nos hicimos a la mar llevando a bordo 94 personas”, anotó Cook en su bitácora. El joven naturalista del barco, Joseph Banks era más romántico: “Hemos salido de Europa y solo el cielo sabe por cuanto tiempo, quizá para siempre”, escribió.
Su misión era alcanzar la isla de Tahití antes de Junio de 1769, establecerse entre los isleños y construir un observatorio astronómico. Cook y su tripulación observarían a Venus cruzar a través de la superficie del Sol y haciendo esto podrían medir el tamaño del sistema solar. O al menos eso era lo que esperaba la Academia Real de Inglaterra, que fue quien patrocinó el viaje.
El tamaño del sistema solar era uno de los misterios principales de la ciencia del siglo XVIII, tanto como la naturaleza de la materia y la energía oscuras son hoy en día. En la época de Cook los astrónomos conocían que eran seis planeta en órbita alrededor del Sol (Urano, Neptuno y Plutón no habían sido descubiertos aún) y conocían el espaciamiento relativo de esos planetas. Júpiter, por ejemplo, se encuentra 5 veces más lejos del Sol, que la Tierra. Pero ¿qué tanto es eso en kilómetros? Las distancias absolutas eran desconocidas.
Venus era la clave. Edmund Halley se dio cuenta de esto en 1716. Visto desde la Tierra, Venus ocasionalmente cruza la cara del Sol. Se parece a un disco negro navegando lentamente entremedio de las verdaderas manchas solares. Anotando el comienzo y los tiempos de paro del tránsito desde localidades muy distantes entre sí en la Tierra, Halley razonó que los astrónomos podrían calcular la distancia de Venus utilizando los principios de paralaje. La escala del resto del sistema solar seguiría a continuación.
![Retrato de Cook, aceite sobre tela, Nathanial Dance, 1735-1811. Crédito: National Library de Australia. [<A HREF= http://www.nla.gov.au/collect/treasures/mar_treasure.html target=_blank>Más</A>]](headlines/y2004/images/cook/cook_med.jpg)
Retrato de Cook, aceite sobre tela, Nathanial Dance, 1735-1811. Crédito: National Library de Australia. [Más]
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Pero existía un problema. Los tránsitos de Venus son poco comunes. Vienen por pares, con 8 años de separación y separados aproximadamente 120 años. El propio Halley nunca viviría para ver uno por sí mismo. Un equipo internacional trató de medir un tránsito de Venus en 1761, pero el tiempo y otros factores echaron a perder la mayor parte de los datos. Si Cook y otros fallaban en 1769, cada astrónomo de la Tierra estaría muerto antes de que se presentase la siguiente oportunidad en 1874.
La expedición de Cook es comparada muy a menudo con una misión espacial. “El Endeavour no solo iba en un viaje de descubrimiento”, escribe Tony Horwitz en el diario de viajes de Cook Blue Latitudes, 'era también un laboratorio para probar las últimas teorías y tecnologías, similar a las naves espaciales de hoy en día”.
En particular, la tripulación del Endeavour iba a ser conejillos de indias en la lucha de la Marina, respecto del “azote de los mares”, el escorbuto. El cuerpo humano puede almacenar la vitamina C necesaria para solo seis semanas y cuando se termina los marineros experimentan lasitud, encías que se desintegran y hemorragias. Algunos barcos del siglo 18 perdieron más de la mitad de sus tripulaciones por culpa del escorbuto. Cook llevó una variedad de comidas experimentales a bordo, alimentando a su tripulación con cosas como chucrut o malta sin fermentar. Cualquiera que se rehusara a comerlo era azotado. De hecho, Cook, azotó a uno de cada cinco en su tripulación, algo por lo demás normal en esos días de acuerdo con Horwitz.
Para cuando Cook llegó a Tahití en 1769, ya había estado navegando hacia el oeste por 8 meses – casi tanto como los modernos astronautas pasarían en ruta a Marte. Se perdieron cinco tripulantes cuando el velero le dio la vuelta al tormentoso Cabo Horn y otro marinero desesperado se arrojó por la borda durante las 10 semanas que siguieron en el camino por el Pacífico. El Endeavour era totalmente vulnerable a medida que se dirigió hacia Tahití. No existía contacto con el “Control de Misión”, no existían imágenes de satélite para avisar de las posibles tormentas que se acercaban, no había ayuda de ninguna clase. Cook navegaba usando relojes de arena y cuerdas anudadas para medir la velocidad del velero y un sextante y un almanaque para estimar la posición del Endeavour por las estrellas. Era traicionero y peligroso.
![La vista desde Punta Venus, Tahití, donde Cook y sus hombres observaron el tránsito de Venus.: Óleo sobre tela de William Hodges, 1744-1797. Crédito National Library de Australia. [<A HREF= http://www.nla.gov.au/collect/treasures/mar_treasure.html target=_blank>Más</A>]](headlines/y2004/images/cook/ptvenus_med.jpg)
La vista desde Punta Venus, Tahití, donde Cook y sus hombres observaron el tránsito de Venus.: Óleo sobre tela de William Hodges, 1744-1797. Crédito National Library de Australia. [Más]
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Sorprendentemente llegaron casi intactos el 13 de Abril de 1769, casi dos meses antes del tránsito. 'En esos momentos teníamos muy pocos hombres en la lista de enfermos… el menú del barco había sido muy saludable, debiéndose principalmente al chucrut” escribió Cook.
Tahití representaba tan alienígena para los hombres de Cook como Marte puede parecernos a nosotros hoy en día. Pero no se requería un traje espacial para sobrevivir. Por el contrario, la isla era confortable y estaba bien aprovisionada para la vida humana; los isleños eran amigables y estaban ansiosos de tratar con los hombres de Cook. La expresión de Banks fue “ la mejor imagen de un paraíso (idílico y pacífico)... que pueda formarse cualquier mente”. Aún así la flora, fauna, costumbres y hábitos de Tahití eran tremendamente diferentes de los de Inglaterra; la tripulación del Endeavour quedó absorta y sorprendida.
No es extraño que Cook y Banks tuvieran tan pocas cosas que decir acerca del tránsito cuando finalmente sucedió el 3 de Junio del 1769. El pequeño disco negro de Venus, que sólo podía ser visto pasar por el cegador sol a través de telescopios especiales llevados desde Inglaterra, no pudo realmente competir con el propio Tahití.
Las anotaciones en la bitácora de Banks en el día del tránsito consisten de 622 palabras; menos de 100 se refieren a Venus. Principalmente hizo la crónica del desayuno-reunión con Tarróa, el Rey de la Isla y de su hermana Nuna, más tarde durante el día, una visita de “tres bellísimas mujeres”. De Venus, el dice, “fuí con mis compañeros al Observatorio llevando conmigo a Tarróa, Nuna y algunos de los sirvientes del jefe; a ellos les mostramos el planeta sobre el sol y les hicimos comprender que habíamos ido a propósito para verlo. Después de esto se regresaron y yo con ellos”. Punto. Si el Rey o el propio Banks se impresionaron, jamás lo dijo.
Cook se expandió un poco más: “Este día se mostró tan favorable para nuestro propósito como pudiéramos haberlo deseado, ni una nube se veía… y el aire estaba perfectamente claro, de modo que tuvimos todas las ventajas que podríamos desear para la Observación durante todo el paso del Planeta Venus por encima del disco del Sol: pudimos distinguir una atmósfera o sombra oscura redonda del Planeta que perturbó los tiempos de contacto, particularmente los dos internos”.
La 'sombra oscura alrededor del cuerpo del Planeta” fue un problema. La intensa luz solar que se filtraba a través de la atmósfera de Venus cubrió de rayas el borde del disco y disminuyó la precisión con la cual Cook podía tomar el tiempo del tránsito. Por esta razón, sus mediciones discreparon con las del astrónomo del barco Charles Green, quien observó el tránsito junto a Cook, por espacio de 42 segundos.
![Dibujos del tránsito de Venus de 1769 por James Cook. [<a href= http://star.arm.ac.uk/history/transit.html target=_blank>Más</a>]](headlines/y2004/images/cook/TRANSIT2_strip.gif)
Dibujos del tránsito de Venus de 1769 por James Cook. [Más]
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Cook y Green observaron también el “efecto de la gota negra”. Cuando Venus se encuentra cerca del extremo del Sol – el momento crítico para tomar el tiempo del tránsito – el espacio negro más allá del extremo del Sol parece alcanzar y tocar al planeta. Usted puede representar el efecto de la gota negra con sus dedos índice y pulgar: Mantenga los dos frente a uno de sus ojos y acerque la distancia entre ellos. Justo antes de que se toquen, un puente sombreado surgirá en el hueco. De acuerdo con John Westfall, quien escribió para la revista Sky & Telescope de Junio del 2004, “esto es sencillamente el resultado de cómo dos gradientes borrosos de brillante a oscuro se suman conjuntamente”. El efecto de la gota negra, al igual que lo borroso de la atmósfera de Venus, hicieron difícil decir cuando comenzó y cuando terminó el tránsito.
Esto fue un problema para los observadores en otras partes también, no sólo para Cook en Tahití. De hecho, cuando todo estaba dicho y echo, las observaciones del tránsito de Venus de 1769 desde 76 lugares alrededor del mundo, incluido el de Cook, no fueron lo suficientemente precisos para establecer la escala del sistema solar. Los astrónomos no lograron esto sino hasta el siglo 19 cuando utilizaron fotografía para grabar el siguiente par de tránsitos.
Cook no se entretendría con estos asuntos; había mucha más exploración que ser llevada a cabo. Las órdenes secretas de la Marina le habían dado instrucciones para dejar la isla cuando se terminase el tránsito y “buscar entre Tahití y Nueva Zelanda a un continente o tierra de mayor extensión”.
Gran parte del año siguiente, el Endeavour y su tripulación recorrieron el Pacífico del Sur, en busca de un continente que algunos científicos del siglo 18 reclamaban como indispensable para balancear las grandes masas de tierra del hemisferio norte. En un momento dado estuvieron sin ver tierra por espacio de dos meses. Pero la terra australis incógnita, la desconocida “tierra del sur”, no existía, tal y como lo sospechó Cook. Por el camino Cook se encontró con los encarnizados Maoríes de Nueva Zelanda y los aborígenes de Australia (los encuentros de ambas razas se lamentaría en años posteriores), exploró miles de kilómetros de costas de NZ, y de Australia y tuvo una casi desastrosa colisión con el arrecife de la Gran Barrera.
![El Endeavour encalla en Australia después de una colisión con la Gran Barrera de Coral. Grabado del libro: “An Account of the voyages…” de John Hawkesworth. Crédito: National Library de Australia. [<A HREF= http://www.nla.gov.au/collect/treasures/mar_treasure.html target=_blank>Más</A>]](headlines/y2004/images/cook/endriver_strip.jpg)
El Endeavour encalla en Australia después de una colisión con la Gran Barrera de Coral. Grabado del libro: “An Account of the voyages…” de John Hawkesworth. Crédito: National Library de Australia. [Más]
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Más tarde, durante una escala de 10 semanas en Yakarta para hacer reparaciones, siete de sus hombres murieron de malaria. La ciudad portuaria estaba llena de gente y de enfermedades. Cook se fue lo antes posible, pero el daño ya estaba hecho. Finalmente 38 delos miembros originales de la dotación del Endeavour (más 8 que se les unieron después) fallecieron, incluyendo al astrónomo Charles Green, la mayoría de enfermedades adquiridas en Yakarta. “El grado de mortandad del 40% no era considerado extraordinario en esas fechas”, dice Horwitz. “De hecho, Cook sería felicitado por la excepcional preocupación que mostró por la salud de su tripulación”.
El 11 de Julio de 1771, Cook regresó a Deal en Inglaterra. La tripulación superviviente del Endeavour había circunnavegado el globo, catalogado miles de especies de plantas, insectos y animales, habían encontrado nuevas (para ellos) razas de gente y buscado grandes continentes. Fue una aventura épica.
Al final, el tránsito fue solo una pequeña tajada dentro de la aventura de Cook, súper encantado por Tahití y saboteado por gotas negras. Pero debido a este viaje, Cook y Venus están unidos. De hecho, podría decirse que la mejor razón para observar el tránsito de Venus es James Cook.
Decida por sí mismo. El 8 de junio del 2004, Venus deberá cruzar otra vez la cara del Sol. El evento será lanzado por la web, se radiará y será visto por una innumerable cantidad de telescopios. En otras palabras, no puede perdérselo. Vea al disco de manchas. Puede llevarlo a una época y tiempo diferente: Tahití, 1769, cuando mucho de la Tierra era aún un misterio y el ojo en el telescopio era el de un gran explorador.
¿Puede sentir la arena de la playa bajo sus pies?