El proyecto LLAMA (Large Latin American Millimeter Array) es una iniciativa conjunta de radioastronómos argentinos y brasileños y consiste en la instalación de una antena de 12 metros de diámetro en un sitio ubicado por encima de los 4700 metros de altura sobre el nivel del mar, para uso astronómico, con la capacidad de operar en las bandas de frecuencias milimétricas (entre 90 y 700 GHz).
Con una operación inicial en modo autónomo (“single-dish”) y con la posibilidad de conformar en el futuro una red VLBI (Very Long Baseline Interferometry) regional constituida por antenas de los proyectos internacionales ALMA (Atacama Large Millimeter Array), APEX (Atacama Pathfinder EXperiment) y/o ASTE (Atacama Submillimeter Telescope Experiment), LLAMA permitirá alcanzar una enorme resolución angular, cercana al milisegundo de arco (0.”001) en longitudes de onda de 1 mm (300 GHz), incrementando de esa manera en un factor 10 el poder de resolución del instrumento ALMA.
Dado que uno de los principales objetivos es realizar interferometría con algunas de las antenas de ALMA, se decidió optar por un modelo de antena y receptores similares a los de dicho interferómetro. Esto simplifica enormemente la especificación del sistema. La antena será suministrada por las mismas empresas que están construyendo ALMA, reduciendo de este modo el precio final de la misma, al no ser requeridas inversiones necesarias para un nuevo diseño, al mismo tiempo que permitirá contar con una antena que tiene incorporadas las mejoras de los prototipos que fueron probados en el NRAO (National Radio Astronomy Observatory).
El proyecto prevé una etapa inicial, consistente en la instalación de una antena única donde además de los aspectos científicos, su instalación nos permitirá aprender más sobre los problemas logísticos en la operación de un observatorio a gran altura, y generar una colaboración eficaz entre los radioastrónomos de ambos países. En una segunda fase del Proyecto, se procederá a la adquisición del equipamiento para VLBI.
Posibles sitios en el noroeste argentino
El vapor de agua en la atmósfera es el principal obstáculo en las observaciones astronómicas en longitudes de ondas milimétricas y submilimétricas, degradando la sensibilidad del telescopio. Debido a que el vapor de agua se encuentra en gran medida confinado a la atmósfera inferior, el aire extremadamente seco se puede encontrar en sitios de gran altitud. La región de la Puna con alturas superiores a los 4000 m reuniría, a priori, las condiciones ventajosas para realizar tal tipo de astronomía.
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(Posibles ubicaciones de la antena de LLAMA, respecto del interferómetro ALMA. Enlace inferior a la imagen en grande)
Durante los últimos siete años el IAR ha llevado a cabo, en forma casi ininterrumpida, campañas de monitoreo de la trasparencia de la atmósfera en dos lugares ubicados en la región Noroeste de Argentina, en la Provincia de Salta.
Finalmente, el telescopio estará ubicado en la Puna, a 4825 metros sobre el nivel del mar. Un convenio firmado recientemente entre el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación y la Fundación para la Ciencia del Estado de San Pablo (FAPESP, Brasil) habilita el inicio de la construcción del instrumento y de las obras de infraestructura necesarias para su instalación.
Partes iguales
Con la firma del convenio, comienza la construcción de la antena propiamente dicha por parte de la empresa alemana Vertex, un proceso que demorará entre dos y tres años. La tecnología involucrada es muy particular, ya que debe lograr que la superficie sea extremadamente precisa y cuyas deformaciones –si las tuviera- no superen el 25% del grosor de un cabello humano. Su costo ronda los nueve millones de dólares y la compra estará a cargo de la FAPESP.
La Argentina, a través de la Secretaría de Articulación Científico Tecnológica de la cartera de Ciencia, invertirá un monto similar en obras de infraestructura para adecuar el terreno en el que se instalará el telescopio, próximo a la localidad de San Antonio de los Cobres, en plena Puna argentina. Profesionales argentinos también desarrollarán parte de los equipos electrónicos instalados en dicho instrumento.
Cuando la antena esté lista llegará en barco –la mejor opción que permiten sus 120 toneladas de peso- hasta un puerto del norte chileno, desde donde será trasladada hacia su destino final. “Para ese entonces, tendrá que estar todo listo: una ruta a la cima del cerro, la superficie aplanada, y disponibilidad de electricidad e internet”, explica Arnal, a lo que Morras añade: “También se habrán construido dos bases: una para los controles de la antena, que cuente con dormitorios por si hubiese una inclemencia climática y el personal no pudiera irse; y otra en la ciudad más cercana, con laboratorios, comedor y más comodidades”.
Además de la antena, las partes fundamentales del telescopio son unos instrumentos denominados receptores, que captan la radiación sobre la superficie. Para realizar las observaciones que este telescopio permite, se necesitarán como mínimo seis receptores diferentes, de los cuales al menos uno deberá estar listo para cuando se instale la antena.
Como estos sofisticados aparatos no se fabrican en Argentina ni en Brasil, los expertos ya están mirando hacia la dirección opuesta: en el mismo desierto pero del lado chileno. Allí se ubica nada menos que el mayor emprendimiento astronómico del mundo, llamado ALMA (por Atacama Large Milimiter Array), compuesto por 66 antenas de alta precisión, y del que participan Europa, Norteamérica y Asia del Este. “Nuestra idea es que sean construidos en los laboratorios que los desarrollaron para ese proyecto y enviar personal técnico para que se forme en esas tecnologías”, apunta Arnal.
“Así, LLAMA cumplirá con el otro aspecto fundamental del emprendimiento: la transferencia tecnológica. Ese recurso humano servirá en diversos campos, como por ejemplo la electrónica y las comunicaciones”, subraya Arnal, y añade: “También será muy útil la experiencia obtenida en el manejo de grandes estructuras”
Si los plazos se cumplen según lo estipulado, el telescopio comenzará a funcionar en su fase de prueba a fines de 2016 o inicios de 2017.
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