(También es traducción del Astrobiology Magazine: Fire and Ice)
Un planeta lejano es mitad fuego, mitad hielo.
Por Ker Than
Redactor en plantilla
publicado: 12 octubre 2006
02:01 pm ET
El poeta Robert Frost se preguntó si la Tierra terminaría siendo un mundo de fuego o de hielo. Astrónomos han descubierto un lejano planeta que es ambas cosas.
Con una cara siempre tan caliente como la lava y la otra fría posiblemente por debajo del punto de congelación, Ípsilon Andrómeda b es un planeta gaseoso gigante que orbita extremadamente próximo a Ípsilon Andrómeda, una estrella a 40 años luz de nuestro sistema solar en la constelación de Andrómeda.
“Si te movieses por el planeta del lado nocturno al diurno, el salto de temperatura sería equivalente a precipitarse en un volcán”, declaró el director del estudio Brad Hansen de la Universidad de California en Los Ángeles.
Qué se cocina
Los investigadores creen que Ípsilon Andrómeda b está absorbiendo y luego emitiendo inmediatamente calor de su estrella, de tal manera que un lado siempre está más caliente que el otro. Es también posible que el planeta rote sincrónicamente con su estrella de la misma forma en que la Luna lo hace con la Tierra, de tal manera que una cara del planeta siempre esté orientada hacia, y reciba el calor de, su estrella.
Ípsilon Andrómeda b fue descubierto en 1996. Es lo que se conoce como un “júpiter caliente”, un gigante gaseoso que da vueltas a su estrella en una órbita muy cercana, en este caso de 4,6 días. Otros dos planetas orbitan también a Ípsilon Andrómeda, pero más alejados.
El nuevo descubrimiento, presentado en línea en la revista Science, marca la primera vez que se ha visto una variación de temperatura de un punto a otro de la superficie de un planeta fuera de nuestro sistema solar.
¿Cómo de caliente?
Usando los datos de infrarrojo recogidos por el telescopio espacial Spitzer de la Nasa, los investigadores calcularon que las temperaturas en el lado iluminado de Ípsilon Andrómeda b estaban entre los 2.550 y los 3.000 grados Fahrenheit (1.400 a 1650 grados Celsius) pero eran de sólo -4 a 450 grados Fahrenheit (20 a 230 grados Celsius) en el lado oscuro. Júpiter, por contraste, mantiene una temperatura uniforme en todo su perímetro.
El Spitzer hizo mediciones de infrarrojo del planeta en cinco puntos diferentes durante su órbita y encontró que sus niveles de luz subían y bajaban dependiendo de si la cara iluminada o la oscura era la visible desde la Tierra. A partir de estos datos los astrónomos calcularon la diferencia de temperatura entre los dos lados.
“Si el planeta tuviese sólo una temperatura de equilibrio lo único que habríamos obtenido hubiera sido una línea plana”, explicó Hansen en una entrevista telefónica.
Nueva forma de pensar
Los investigadores afirman que los hallazgos son válidos probablemente para otros júpiteres calientes.
“Esta observación cambia completamente nuestra forma de pensar acerca de los exoplanetas gigantes gaseosos”, declaró la componente del equipo investigador Sara Seager de la Carnegie Institution de Washington. “La mayoría de los astrónomos esperaban que estuviesen más uniformemente calentados, más parecidos a Júpiter. Pero este planeta tiene claramente un lado caliente y otro frío”.
Sin embargo, es posible que el tamaño mayor que la media de Ípsilon Andrómeda tenga algo que ver en ello, dijo Hansen. La estrella alrededor de la que orbita este planeta es ligeramente más caliente y un poco más masiva que nuestro Sol, dijo. “Cuánto afecta esto es algo que no sabemos realmente”.
Fuente noticia: Space.com
Traducido por César Tomé López para
http://www.space.com/scienceastronomy/061012_fireice_planet.html