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Enviado por : Felix Díaz 2005-03-05 09:20:00 ¡Abducido!
Los traumas imaginarios son tan terroríficos como los reales
por Michael Shermer ![]() Imagen de BRAD HINES En la madrugada del 8 de Agosto de 1983, mientras viajaba solo por una autopista rural solitaria acercándome a Haigler, Nebraska, una gran nave con luces brillantes me alcanzó y me empujó hacia el costado de la vía. Seres alienígenas salieron de la nave y me abducieron durante 90 minutos, pasado ese tiempo me hallé de regreso en la vía sin recuerdos de lo ocurrido en el interior de la nave. Puedo probar que todo esto sucedió porque lo relaté a un equipo de grabación justo después. Cuando los abducidos por alienígenas me relatan sus historias, yo no dudo que ellos han tenido una experiencia real. Pero gracias a la reciente investigación de los sicólogos Richard J. McNally y Susan A. Clancy, de la Universidad de Harvard, ahora sabemos que algunas fantasías son indistinguibles de la realidad, e igualmente traumáticas. En un artículo de 2004 publicado en Psychological Science titulado “Respuestas psicofisiológicas mediante sugestión de imágenes conducidas por textos, dirigidos a personas que reportan abducción por alienígenas espaciales”, McNally, Clancy y sus colegas anunciaron los resultados de un estudio en pretendidos abducidos. Los investigadores midieron el pulso cardíaco, conductancia cutánea y respuestas electromiográficas en un músculo que eleva la ceja –llamado el frontal lateral izquierdo (externo) – de los participantes en el estudio mientras estos revivían sus experiencias a través de imágenes sugeridas mediante guiones dirigidos. “Respecto al grupo de control”, concluyeron los autores, “los abducidos exhibían mayor reactividad psicofisiológica a los guiones de abducción y estress que a los guiones neutrales y positivos”. En verdad, las respuestas de los abducidos fueron comparables a las de los pacientes con desórdenes estresantes post-traumáticos (PTSD) que habían escuchado los relatos de sus verdaderas experiencias traumáticas En 1983, en el Nebraska rural, fui abducido por alienígenas. El estudio sobre la abducción se inició como un control en una investigación mayor de las memorias de abuso sexual. En su libro Recordando el Trauma (Harvard University Press, 2003), McNally recorre la historia del movimiento de la memoria recuperada de la década de 1990, en el que algunas personas, mientras intentaban recuperar episodios olvidados de vejaciones sexuales en la infancia (usualmente a través de la hipnosis y la imaginación guiada), en lugar de ello creaban falsas memorias de abuso que nunca habían sucedido. “El hecho de que las personas que creen haber sido abducidas por alienígenas del espacio respondan igual que los pacientes PTSD a guiones grabados de audio describiendo las abducciones alegadas”, explica McNally, “destaca el poder de convicción hasta dirigir una psicología consistente con experiencias traumáticas reales”. La viveza de una memoria traumática no puede tomarse como evidencia de su autenticidad. La explicación más probable para las abducciones alienígenas es la parálisis del sueño y las alucinaciones hipnopómpicas (al despertar). La parálisis temporal se acompaña a menudo de alucinaciones visuales y auditivas y de fantasías sexuales, y todas ellas se interpretan dentro del contexto de la fascinación cultural popular con los Ovnis y alienígenas. McNally encontró que los abducidos “eran más propensos a exhibir falsos recuerdos y falsos reconocimientos en el laboratorio que los sujetos de control”, y registró valores significativamente más elevados que los normales en un cuestionario midiendo “la absorción”, un rasgo relacionado con la propensión a la fantasía que también predice falsos recuerdos. Mi experiencia de abducción fue provocada por la privación del sueño y el agotamiento físico. Precisamente había estado conduciendo una bicicleta durante 83 horas seguidas y 1.259 millas en los días iniciales de la Carrera transcontinental A Través de América, 3.100 millas sin paradas. Yo estaba soñoliento y dejándome llevar por el camino cuando mi autocaravana de soporte hizo destellar sus luces largas y me hizo caer al costado, y mi equipo me suplicó que tomara un breve sueño. En ese momento un recuerdo distante de la serie de televisión de la década de 1960 Los Invasores se insertaba en mi sueño despierto. En la serie, seres alienígenas iban tomando posesión de la tierra replicando a las personas existentes, aunque inexplicablemente, mantenían el meñique tieso. De pronto los miembros de mi equipo de apoyo se transmutaron en alienígenas. Yo miraba fijamente sus dedos y les interrogaba acerca de cuestiones tanto personales como técnicas. Después de mi siesta de 90 minutos, la experiencia representaba nada más que una extraña alucinación, que relaté al equipo de filmación de la carrera de Wide World of Sports de ABC. Pero a la vez la experiencia fue real, y ese es el punto. La capacidad humana para la auto-ilusión es ilimitada, y los efectos de las creencias se superponen. Gracias a la ciencia hemos aprendido a distinguir entre fantasía y realidad. Michael Shermer es editor de Skeptic (Escéptico) (www.skeptic.com) y autor de La Ciencia del Bien y del Mal. Enlace al artículo original. Enlace al artículo en Psychological Science. Enlace: http://www.sciam.com/ |
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