Lo típico de observar el cielo es buscar planetas y ver estrellas, pero también es posible observar a los satélites enviados por el hombre, como la Estación Espacial Internacional y otros.




Los satélites son visibles porque reflejan la luz solar.

La Estación Espacial Internacional y los trasbordadores son con mucho los satélites más brillantes. Orbitando a la Tierra a una altura promedio de 386 kilómetros, puede parecer que se mueven tan rápido como un avión comercial, tardando algunas veces sólo tres o cuatro minutos en cruzar el cielo. Puede confundírseles fácilmente con luces de aviones, aunque en su apogeo de brillo parecen rivalizar con Júpiter en apariencia.

Haciendo un poco de observación nocturna, no deberán pasar más de 15 minutos antes de que puedan observar uno de los casi 10,000 satélites que actualmente están en órbita alrededor de la Tierra. Aunque algunos son demasiado pequeños para ser vistos a simple vista, algunos cientos son lo suficientemente grandes -- más de 6 metros y van lo suficientemente bajos (160 a 800 kilómetros) por encima de la Tierra -- como para ser vistos.

Los satétiles de comunicación "Iridium", cuyas antenas de Teflón están recubiertas de plata, causan reflejos casi perfectos de espejo y pueden causar un sensacional efecto de llamarada al reflejo de la luz solar desde sus órbitas a 792 kilómetros de altura. Las llamaradas pueden ir desde el simple brillo de una estrella hasta, en el caso más extremo, a ser 100 veces más brillantes que Venus.