Enviado por : Heber Rizzo
2024-08-17 01:25:00


Posibles sistemas solares en Orión

Por largo tiempo, los astrónomos han escudriñado las vastas capas de nubes de la nebulosa de Orión, una industriosa fábrica estelar visible a simple vista en la espada de la famosa constelación del cazador. Sin embargo, Orión guarda todavía una plétora de secretos.

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La belleza interior de Orión
Esta imagen infrarroja muestra la nebulosa de Orión, nuestra más próxima fábrica estelar. Está lo suficientemente cerca como para lucir a simple vista como una estrella difusa en la espada de la popular constelación. La nebulosa está localizada en la mitad inferior de la imagen, y contiene unas 1 000 estrellas. Las estrellas iluminan la nube de polvo, creando la hermosa nubosidad que aquí vemos en el infrarrojo. La luz de 8 y 5,8 micrones (rojo y naranja) proviene principalmente del polvo calentado por la luz estelar. La luz de 4,5 micrones (verde) muestra el gas y el polvo calientes, y la luz de 3,6 micrones (azul) es la luz estelar.
© NASA/JPL-Caltech/ T. Megeath (University of Toledo)

Una nueva imagen del Telescopio Espacial Spitzer de la NASA sondea profundamente entre las nubes de polvo que permean la nebulosa y las regiones que la rodean. La impresionante fotografía en falso color que vemos más arriba muestra remolinos rosados de polvo moteados con estrellas, algunas de las cuales son orbitadas por discos de polvo de formación planetaria.

Spitzer, con su poderosa visión infrarroja, fue capaz de sacar a la luz casi 2 300 de esos discos de formación planetaria en el complejo de nubes de Orión, una colección de nubes turbulentas de formación estelar entre las que se incluye la bien conocida nebulosa de Orión.

Los discos, compuestos de gas y polvo que giran alrededor de estrellas jóvenes, son demasiado pequeños y están demasiado lejos como para poder ser observados en los telescopios de luz visible; sin embargo, el resplandor infrarrojo de su cálido polvo es divisado fácilmente por los detectores infrarrojos de Spitzer. Cada disco tiene el potencial de formar planetas y su propio sistema solar.

“Este es el censo más completo de jóvenes estrellas con discos en el complejo de nubes de Orión”, dijo el Dr. Thomas Megeath de la Universidad de Toledo, Ohio, quien dirigió la observación. “Básicamente, tenemos un censo de potenciales sistemas solares, y deseamos conocer cuántos han nacido en las ciudades, cuántos en los pueblos pequeños, y cuántos en el campo”.
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La espada de Orión
En el centro de la nebulosa (recuadro inferior) hay cuatro estrellas monstruosas, hasta 100 000 veces más luminosas que el Sol, llamadas el Trapecio (pequeña mancha amarilla abajo y a la izquierda de los puntos verdes. La radiación y los vientos de las estrellas empujan al gas y al polvo, excavando una cavidad encerrada por el gran anillo de polvo. Detrás del Trapecio, todavía encerrada en las profundidades de la nueva, una segunda generación de estrellas masivas se está formando (en el área con puntos verdes). Sobre esta región de intensa actividad se ven redes de material frío que aparecen como venas oscuras contra la nebulosidad rosada (recuadro superior). Estas venas oscuras contienen estrellas embriónicas.
© NASA/JPL-Caltech/ T. Megeath (University of Toledo)

Una mirada a la demografía de Orión revela que los potenciales sistemas solares pueblan una variedad de ambientes. Megeath y sus colegas descubrieron que aproximadamente el 60 por ciento de las estrellas que muestran discos en el complejo de nubes de Orión habitan sus “bulliciosas” ciudades, o cúmulos, conteniendo centenares de estrellas. Aproximadamente el 15 por ciento reside en pequeñas comunidades alejadas, y un sorprendente 25 por ciento prefiere seguir por su cuenta, viviendo en soledad.

Antes de las observaciones de Spitzer, los científicos pensaban que hasta un 90 por ciento de las estrellas jóvenes, tanto con como sin discos, habitaban en ciudades como las que encontramos en Orión.

La imagen de Orión muestra que muchas estrellas parecen formarse también en soledad o en grupos de apenas unas pocas estrellas”, dijo el miembro del equipo Dr. John Stauffer del Centro de Ciencia Spitzer en el Instituto de Tecnología de California en Pasadena. “Estos nuevos datos pueden ayudarnos a determinar el tipo de medioambiente en el cual se formó nuestro Sol”.

Los astrónomos no saben si nuestro Sol, de mediana edad, creció en un equivalente estelar de una ciudad o del campo, aunque la mayoría se inclina por un escenario de gran ciudad. Las estrellas recién nacidas como las de Orión tienden a alejarse de sus hermanas con el tiempo, de modo que resulta difícil trazar los orígenes de una estrella adulta.
Enfoque infrarrojo sobre la espada de Orión
Esta imagen compuesta delinea la región cercana a la espada de Orión que fue investigada por Spitzer (recuadro blanco). La visión de la izquierda proviene de un telescopio de luz visible, y la derecha muestra la luz infrarroja capturada por una misión infrarroja previa, el Satélite Astronómico Infrarrojo. Spitzer utilizó sus ojos infrarrojos para sondear las nubes polvorientas de una región llamada “Nube de Orión A”, delineada aquí en el recuadro parecido a un palo de hockey. El punto brillante que se muestra arriba en la imagen infrarroja es la región del cinturón de Orión conocida como “Nube de Orión B”. Juntas, las nubes de Orión A y B conforman el complejo de nubes de Orión.
© Visible: courtesy of Howard McCallon; Infrared: NASA/IRAS

Megeath y sus colegas estiman que aproximadamente un 60 o un 70 por ciento de las estrellas en el complejo de nubes de Orión posee discos. “Una pregunta interesante es porqué este número no es de un 100 por ciento. Quizás finalmente podamos comprender porqué algunas estrellas no poseen discos”, dijo Megeath.

La visión infrarroja de Spitzer también descubrió hasta unos 200 embriones estelares en el complejo de nubes de Orión, la mayoría de los cuales no había sido vista antes. Los embriones estelares son todavía demasiado jóvenes como para haber desarrollado discos.

El complejo de nubes de Orión se encuentra a unos 1 450 años luz de la Tierra y se extiende por unos 240 años luz en el espacio. El gran campo visual de Spitzer le permitió estudiar la mayor parte del complejo, un área del cielo equivalente a unas 28 Lunas llenas. La imagen que se muestra es apenas un corte de esta investigación, el equivalente a unas 4 Lunas llenas de cielo, e incluye a la propia nebulosa de Orión.

El Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL) de la NASA en Pasadena, California, dirige la misión del Telescopio Espacial Spitzer para el Directorio de Misiones Científicas de la NASA, en Washington. Las operaciones científicas son realizadas en el Centro de Ciencia Spitzer. Caltech dirige a JPL para la NASA. El conjunto de cámaras infrarrojas de Spitzer, que realizó las observaciones, fue construido por el Centro Goddard de Vuelo Espacial de la NASA, en Greenbelt, Maryland. El investigador principal del instrumento es el Dr. Giovanni Fazio del Centro Harvard-Smithsoniano de Astrofísica.
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Telescopio Espacial Infrarrojo Spitzer.
© NASA / JPLCaltech


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Traducido para Astroseti.org por
Heber Rizzo Baladán



Web Site: Spitzer Newsroom
Artículo: “NASA's Spitzer Digs Up Troves of Possible Solar Systems in Orion”
Autora: Whitney Clavin, Jet Propulsion Laboratory
Fecha: Agosto 14, 2006



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