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Controlando la Ley de Murphy en Marte

Publicado por Ana Blanco | 07/11/2024
De acuerdo a la Ley de Murphy, todo lo que pueda ir mal, irá mal, y presumiblemente esto se aplica tanto en Marte como en la Tierra.
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#1# Octubre 28, 2005: Es el momento de la verdad. La puerta de la astronave acaba de cerrarse tras de ti, encerrándote junto con tus compañeros astronautas en la pequeña cabina que será vuestro hogar durante el próximo viaje de seis meses a través del espacio interplanetario, al final del cual tú personalmente habrás sido el primer humano en poner el pie en Marte. Mientras la cuenta atrás resuena en tus oídos y sientes los cohetes retumbando por debajo de ti, te preguntas… ¿estamos preparados? De acuerdo a la Ley de Murphy, todo lo que pueda ir mal, irá mal. Así que si las cosas van mal en Marte, ¿estamos preparados para ello? ¿Qué necesitamos saber sobre Marte antes de enviar gente allí? Esa cuestión es la que el Grupo de Análisis del Programa de Exploración Marciana de la Nasa (Mars Exploration Program Analisis Group) o MEPAG, por sus siglas en inglés, planteaba en su informe fechado el 2 de Junio de 2005, el cual lleva el largo título de “Un análisis de las Medidas Precursoras de Marte Necesitadas para Reducir el Riesgo de la Primera Misión Humana a Marte” (“Analisis of the Precursor Measurements of Mars Needed to Reduce the Risk of the First Human Mission to Mars”). El corazón del informe de Junio del MEPAG está en la página 11, una tabla a página completa en la que se alistan veinte de los riesgos, “de los que cualquiera podría eliminar una misión”, comenta David Beaty, Director de Ciencia del Programa Marciano en el Laboratorio de Propulsión a Chorro (Jet Propulsion Laboratory) y autor principal del informe. Encabezan la lista entre estos posibles riesgos: • El polvo marciano, su corrosividad, su arenosidad, su efecto en sistemas eléctricos tales como los paneles de control. • Posibles peligros marcianos para la vida con capacidad reproductora, organismos peligrosos para los astronautas o para su regreso a la Tierra. • Las dinámicas de la atmósfera marciana, incluyendo tormentas de polvo, que podrían afectar al aterrizaje y el despegue. • Fuentes de agua potenciales, especialmente importantes si los astronautas tuviesen que permanecer en la superficie más de un mes. El grupo se preguntó, ¿qué necesitaríamos aprender mediante el envío de misiones robóticas a Marte para reducir cada uno de los riesgos? Y, ¿cuánto reduciría el riesgo esa información? (por ejemplo, ¿podrían los ingenieros diseñar la aeronave de un modo diferente para proteger a los astronautas?). Alto y claro, según el informe del MEPAG, está que “el polvo marciano es el riesgo número uno”, dice Jim Garvin, científico jefe de Nasa en el Centro Espacial de Vuelo Goddard. “Necesitamos entender el polvo para diseñar sistemas eléctricos, trajes espaciales y sistemas de filtración. Necesitamos mitigarlo, mantenerlo fuera, aprender a vivir con él”. De acuerdo con el MEPAG, una misión que recoja y devuelva muestras de suelo y polvo marciano a la Tierra es crucial. “La mayoría de los científicos no cree posible evaluar los riesgos para la vida sin obtener muestras”, dice Beaty. Además, la obtención de muestras podría resolver controversias sobre cómo es realmente de arenoso o químicamente tóxico el suelo marciano. Incluso aunque el polvo lunar resultó ser un gran problema para los astronautas de las misiones Apolo, “el polvo lunar no es equiparable al polvo marciano”, advierte Garvin. Científicos e ingenieros simplemente necesitan ensuciarse las manos con verdadero suelo marciano. La importancia de una muestra incluso tan pequeña como de un kilo “no debería ser subestimada”, por su valor tanto científico como para los ingenieros, añade Beaty. #2# El informe del MEPAG también daba un alto rango a medidas relacionadas con la liberación de sondas con paracaídas y globos en la atmósfera marciana. “Pudimos observar que el viento marciano cambiaba de velocidad a diferentes altitudes, lo que es vital tanto para conseguir exactitud cuando aterriza una misión, como para alcanzar la órbita correcta cuando la misión parte”, dice Beaty. Y también está el agua: el MEPAG da alta prioridad a expediciones robóticas que podrían definitivamente encontrar agua, ya sea como hielo o como depósitos de minerales hidratados. Dos versiones de una primera expedición humana están siendo debatidas: una corta estancia de alrededor de un mes, y una larga de alrededor de un año y medio. Mientras que una misión de corta estancia podría llevar todo el agua que necesitase con ella (dependiendo de circuitos cerrados de soporte de vida para el reciclaje de aguas residuales), una misión de larga duración necesitaría excavar agua fresca y fabricar oxígeno respirable de los suelos llenos de hielo. Estas son sólo algunas de las recomendaciones del MEPAG. Puede leer el informe completo aquí. El propio MEPAG es algo nuevo. “NASA está reinventando la forma de adquirir asesoramiento formal”, explica Garvin. Hasta hace pocos años la NASA ha dependido de comisionar recomendaciones formales a la Academia Nacional de Ciencias o constituir grupos de trabajo ad hoc. Pero ambos volvían a silenciarse después de completar un único informe, así que no había un mecanismo para evaluar cómo esas recomendaciones de alto nivel se traducían en especificaciones concretas para el equipo de ingeniería, experimentos científicos y medidas reales. En contraste, el MEPAG es un cuerpo permanente de científicos e ingenieros, trabajando casi como la antigua Oficina de Evaluación Tecnológica del Congreso de los Estados Unidos (Congressional Office of Technology Assessment). Su único propósito es el de desentrañar cómo grandes objetivos se traducen en opciones especificas de diseño para la exploración. “Ha funcionado tan bien que pretendemos usar el modelo del MEPAG para formar grupos similares dedicados a analizar misiones de acercamiento a la Luna, Venus y los planetas exteriores”, dice Garvin. ¿Estamos listos? Pregúntale al MEPAG.
Autora: Trudy E. Bell
http://science.nasa.gov/headlines/y2005/28oct_mepag.htm
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