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Explosión en la Luna

Publicado por Felix Díaz | 02/01/2025
Científicos de la NASA han observado una explosión en la Luna.
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#1# Diciembre 23, 2005: Científicos de la NASA han observado una explosión en la Luna. La explosión, equivalente en energía a la de 70 kg de TNT, ocurrió cerca del borde de Mare Imbrium (el Mar de las Lluvias) el 7 de Noviembre de 2005, cuando un meteoroide de 12 centímetros de ancho golpeó contra el suelo viajando a 27 km/s. “Fue una sorpresa”, dijo el investigador Rob Suggs del Centro de Vuelos Espaciales Marshall (MSFC), quien captó el resplandor del impacto. Él y su colega Wes Swift estaban probando un nuevo telescopio y una cámara de vídeo que habían montado para vigilar impactos de meteoritos en la luna. En nuestra primera noche, “capturamos uno”, dice Suggs. El objeto que golpeó la luna fue “probablemente una Táurida”, dice Bill Cooke experto en meteoros del MSFC. En otras palabras, era parte de la misma lluvia de meteoros que salpimentó la Tierra con estrellas fugaces a finales de Octubre y principios de Noviembre de 2005 (Vea “Espectáculo de Estrellas Fugaces” de Ciencia@NASA) La luna también fue salpimentada, pero a diferencia de la Tierra, no tiene atmósfera que intercepte los meteoroides y los convierta en inofensivos trazos de luz. En la luna, los meteoroides golpean el suelo – y explotan. “El resplandor que vimos”, dice Suggs, “fue tan brillante como una estrella de 7ª magnitud”. Esto es dos veces y media menos intenso que la estrella más tenue que una persona puede apreciar a simple vista, pero era una captura sencilla para el telescopio de 10 pulgadas (25 cm.) del grupo. Cooke estima que el impacto excavó un cráter en la superficie lunar “de unos 3 metros de ancho y 0,4 metros de profundidad”. Para lo que suelen ser los cráteres lunares, resulta pequeño. “Ni siquiera el Telescopio Espacia Hubble podría verlo”, destaca Cooke. La luna está a 384 400 km. de nosotros. A esa distancia, el objeto más pequeño que el Hubble puede distinguir es de unos 60 metros de ancho. Esta no es la primera vez que se han visto meteoroides golpeando la luna. Durante la tormenta de meteoros Leónidas de 1999 y 2001, astrónomos aficionados y profesionales atestiguaron al menos media docena de resplandores con magnitudes entre la 7ª y la 3ª. Muchas de las explosiones fueron fotografiadas simultáneamente por observadores ampliamente separados. #2# Desde las Leónidas de 2001, los astrónomos no han gastado mucho tiempo cazando meteoros lunares. “Está fuera de moda”, dice Suggs. Pero con los planes de la NASA para volver a la luna en 2018, dice, es hora de empezar a buscar de nuevo. Hay muchas preguntas que esperan su respuesta: “¿Cuán a menudo impactan contra la luna meteoroides grandes? ¿Sólo sucede durante las lluvias de meteoros como las Leónidas y Táuridas? ¿O podemos esperar impactos durante todo el año de meteoros esporádicos’?” pregunta Suggs. Los exploradores lunares necesitarán saberlo. “La probabilidad de que un astronauta sea herido directamente por un gran meteoroide es minúscula”, dice Cooke. Sin embargo, continúa, las probabilidades no son bien conocidas “porque no hemos efectuado suficientes observaciones a fin de conseguir los datos necesarios para calcular las probabilidades”. Por lo tanto, mientras que el peligro de un impacto directo es casi nulo para un astronauta individual, puede tal vez llegar a ser apreciable para todo un puesto lunar avanzado. #3# Aún más nos concierne, cree Suggs, el rociado – “los meteoroides secundarios producidos por la explosión”. Nadie sabe cuán lejos llega el rociado ni exactamente cómo tiene lugar. Además, los impactos que remuevan la tierra pueden lanzar polvo lunar, posiblemente en una amplia extensión. El polvo lunar está cargado eléctricamente y es notoriamente pegajoso (Vea “Hipnotizados por el Polvo Lunar”/ de Ciencia@NASA) Incluso una pequeña cantidad de polvo lunar puede llegar a ser una molestia: se introduce en las uniones y sellos del traje espacial, se aferra a las placas faciales, e incluso hace oler el aire cuando los caminantes lunares lo arrastran al interior. ¿Podrían los impactos de meteoroides convertirse en una fuente de “tormentas de polvo” lunares? Otra pregunta para el futuro… Suggs y su equipo planean hacer más observaciones. “Estamos contemplando un programa a largo plazo de exploración activa no sólo durante las principales lluvias de meteoros, sino también en los periodos intermedios. Necesitamos desarrollar software para hallar esos relámpagos automáticamente”, continúa. “Mirar fijamente hasta 4 horas de cinta para hallar un relámpago de un segundo puede ser aburrido; esa es tarea para un computador”. Con algunas mejoras, su sistema puede capturar montones de meteoros lunares. Dice Suggs, “estoy preparado para más sorpresas”.
Por lo que saben, Suggs y Swift fueron los únicos que registraron el impacto del 7 de noviembre – “probablemente nosotros éramos los únicos mirando”, dice Suggs. Así, a diferencia de las Leónidas lunares de 1999 y 2001, las Táuridas lunares de 2005 no han sido confirmadas por un segundo o tercer observador. Sin embargo, “estamos seguros al 99% de que fue real”, dice Suggs. Otras posibilidades incluyen: • un satélite pasando frente a la luna, brillando bajo la luz solar; • un rayo cósmico que impactara el chip CCD de la cámara de video; • un meteoro en la atmósfera terrestre, directamente entre la Tierra y la Luna. “No creemos que fuera un satélite”, dice Cooke quien, junto con el ingeniero aerospacial Heather McNamara, buscaron en el catálogo de NORAD de 8363 “objetos a rastrear” en órbita de la Tierra. “No hay satélites sin clasificar ni trozos de escombros espaciales en el lugar y momento adecuados para causar el resplandor”. No pudo haber sido un rayo cósmico. “Observamos la explosión lunar en cinco imágenes de video consecutivas (duración total: 150 mseg). Un rayo cósmico habría causado un flash en sólo una imagen”, explica Suggs. #4# Y finalmente, es casi seguro que no pudo haber sido un meteoro en la atmósfera terrestre. “Para enmascararse como un impacto lunar, un meteoro en la atmósfera de la Tierra tendría que dirigirse directamente hacia el punto de observación del Centro de Vuelos Espaciales Marshall, en línea recta, para que se viera como un punto en lugar de un trazo luminoso”, dice Suggs. “Un meteoroide impactando la luna es más plausible. Además”, dice, “la curva lumínica de nuestra Táurida del 7 de noviembre tiene la misma forma que las curvas lumínicas de las Leónidas lunares observadas en 1999 y 2001. Por otro lado no se ajustan a las curvas lumínicas de un ‘meteoro puntual’ ”.
Autor: Dr. Tony Phillips
http://science.nasa.gov/headlines/y2005/22dec_lunartaurid.htm
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