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Abril 22 de 2005:
En 1972, el astronauta de la Apolo, Harrison Schmidt, olió el aire de su Módulo Lunar, el Challenger. “Huele a pólvora aquí dentro”, dijo. Su comandante, Gene Cernan, estuvo de acuerdo. “Así es, ¿no es cierto?”
Los dos astronautas acababan de regresar de una larga caminata lunar por el valle Taurus-Littrow, cerca del Mar de la Serenidad. Huellas polvorientas marcaban su ingreso a la nave espacial. Ese polvo llegó al aire -- y éste se volvió maloliente.
Más tarde, Schmidt se sintió congestionado y se quejó de “fiebre de heno por polvo lunar”. Sus síntomas desaparecieron al día siguiente; no hubo mayores daños. Pronto regresó a la Tierra y la anécdota se perdió en la historia.
Pero Russell Kerschmann nunca la olvidó. Él es un patólogo del Centro de Investigación Ames de la NASA y estudia los efectos del polvo mineral en la salud humana. La NASA está planeando volver a mandar gente a la Luna y a Marte. Ambos son mundos polvorientos, extremadamente polvorientos. Inhalar ese polvo, dice Kerschmann, podría ser nocivo para los astronautas.
“El verdadero problema son los pulmones”, explica. “De alguna manera, el polvo lunar se parece al polvo de sílice en la Tierra, el cual produce silicosis, una enfermedad grave”. La silicosis, que solía ser llamada “enfermedad de la cantera”, llamó la atención del público por primera vez durante la Gran Depresión, cuando cientos de mineros que cavaban el tunel Hawk’s Nest a través de la Montaña Gauley en Virginia del Oeste murieron en la media década después de haber respirado polvo fino de cuarzo que era echado al aire por taladrar en seco – a pesar de que habían estado expuestos a él durante apenas unos meses. “Fue uno de los mayores desastres causados por una “enfermedad profesional” en la historia de los Estados Unidos”, explica Kerschmann.
Esto no necesariamente les sucederá a los astronautas, asegura, pero es un problema del que tenemos que estar conscientes – y del que tenemos que protegernos.
El cuarzo, la principal causa de la silicosis, no es químicamente venenoso: “Podría comerlo y no enfermarse”, continúa. “Pero cuando el cuarzo está recién molido en partículas de polvo de menos de 10 micrones (a modo de comparación, un cabello humano mide un poco más de 50 micrones de ancho) y entra a los pulmones, entonces las partículas pueden incrustarse en los diminutos sacos alveolares y en los conductos en los que se intercambian el oxígeno y el dióxido de carbono. Más aún, las células blancas del sistema inmunológico se suicidan cuando intentan tragarse a las partículas de aristas afiladas para llevarlas a la sangre. En su forma aguda, la silicosis hace que los pulmones se llenen de proteínas sanguíneas, “y es como si la víctima se sofocara lentamente” por una enfermedad similar a la neumonía.
#2#
El polvo lunar, al ser un compuesto de silicio igual que el cuarzo, tampoco es (hasta donde sabemos hoy) venenoso. Pero al igual que el polvo de cuarzo del Túnel Hawk’s Nest, es extremadamente fino y abrasivo, casi como vidrio pulverizado. Los astronautas de varias de las misiones Apolo descubrieron que se pega a todo y que era casi imposible quitarlo; una vez que llegaba al interior del Módulo Lunar, parte de él llegaba fácilmente al aire, irritando pulmones y ojos.
El polvo marciano podría ser aún peor. No sólo es un irritante mecánico sino que podría tal vez ser un veneno químico. Marte es rojo porque su superficie está compuesta mayormente de óxido de hierro (herrumbre) y óxidos de otros minerales. Algunos científicos sospechan que el polvoriento suelo de Marte podría ser un oxidante tan fuerte que quemaría cualquier material orgánico tal como los plásticos, el hule o la piel humana tan violentamente como la lejía sin diluir o el blanqueador para lavar.
“Si te llega polvo marciano a la piel, te dejaría quemaduras”, cree el profesor de ingeniería Stein Sture, de la Universidad de Colorado, quién estudia materiales granulares como el polvo lunar y marciano para la NASA. Ya que no se han traído hasta aquí muestras de Marte, “no sabemos qué tan fuerte es, pero podría ser muy agresivo”.
Además, de acuerdo con datos de la misión Pathfinder, el polvo marciano podría contener también rastros de metales tóxicos, incluyendo arsénico y cromo hexavalente – un material de desecho carcinógeno que aparece en la película Erin Brockovich (Universal Studios, 2000). Este fue el sorprendente descubrimiento de un reporte en el 2002 del National Reseach Council, llamando A Salvo En Marte: Medidas de Precaución Necesarias para Mantener Operaciones Humanas en la Superficie Marciana.
El reto que presenta el polvo sería especialmente agudo durante los vendavales que ocasionalmente cubren a Marte desde los polos hasta el ecuador. El polvo azota el aire, restregando todas las superficies expuestas y metiéndose en cada grieta. No hay dónde esconderse.
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Para encontrar maneras de aminorar estos riesgos, la NASA pronto empezará a invertir en el Proyecto Polvo, un estudio de cuatro años encabezado por Masami Nakagawa, profesor asociado del departamento de ingeniería minera de la Escuela de Minas de Colorado. El Proyecto Polvo estudiará tecnologías como la cobertura con una película delgada que repele el polvo de las herramientas y otras superficies y las técnicas electrostáticas para sacudir o quitar de algún otro modo el polvo de los trajes espaciales.
Estas tecnologías, tan cruciales en la Luna y Marte, también podrían ser útiles en la Tierra, al proteger a la gente del polvo con aristas filosas o del polvo tóxico en nuestro propio planeta. Algunos ejemplos incluyen el polvo alcalino que sopla desde los lagos secos en los desiertos norteamericanos, el polvo de madera de los aserraderos y las explotaciones forestales y, por supuesto, del polvo abrasivo de cuarzo en las minas.
El camino a las estrellas está sorprendentemente empolvado. Pero, dice Kerschemann, “Creo firmemente que es un problema que puede controlarse”.
Autores: Trudy E. Bell y Dr. Tony Phillips
Artículos relacionados: Las arenas de Marte En ruta hacia Marte, vía la Luna Fuentes en la Luna
http://science.nasa.gov/headlines/y2005/22apr_dontinhale.htm
Archivo»No respire el polvo Lunar
No respire el polvo Lunar
Publicado por Covadonga Escandón Martínez | 23/04/2024
Ésta es una historia verdadera.
Autores: Trudy E. Bell y Dr. Tony Phillips
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