Originalmente, justo después del lanzamiento, los ángulos de orientación de la antena se usaban como una forma de obtener datos de rastreo. Este proceso de prueba y error implicaba orientar las antenas a varios puntos previstos y determinar de dónde venía la mejor señal. Cuando se determinaba, los investigadores advertían con precisión a dónde estaban apuntando los ángulos. Después, cuando Cassini estuvo más lejos, estos ángulos de la antena eran una medida muy tosca para ser de algún valor de rastreo. Se hizo necesario depender de la alineación y el efecto Doppler para monitorear continuamente la nave.