Esta web utiliza 'cookies' propias y de terceros para ofrecerte una mejor experiencia y servicio. Al navegar o utilizar nuestros servicios, aceptas el uso que hacemos de las 'cookies'. Sin embargo, puedes cambiar la configuración de 'cookies' en cualquier momento.

Acepto Más información
Estás viendo

El caso de transmitir al espacio

Publicado por Lourdes Leticia Cahuich | 01/07/2024

Cuando hablamos sobre SETI, siempre hay una pregunta común a todos “Si nosotros no estamos transmitiendo a los extraterrestres, ¿Qué les hace pensar que ellos estén transmitiendo hacia nosotros?

Por Seth Shostak, Instituto SETI
Cuando hablamos sobre SETI, siempre hay una pregunta común a todos “Si nosotros no estamos transmitiendo a los extraterrestres, ¿Qué les hace pensar que ellos estén transmitiendo hacia nosotros? Esto puede asombrar a la mente inocente como un buen punto. Pero, entonces, estar en la barra de un bar toda la noche, sin hablar casi, ¿asegura que uno no escuchará alguna conversación?.

Cuando se trata de comunicación, nuestro silencio no tiene nada que ver con el de ellos, excepto que hasta el momento nuestros motivos de no transmitir pueden ser ampliamente compartidos. ¿Es eso posible? ¿Podría ser que nuestros motivos de no encender los transmisores y emitir un gran “hola” al universo habrá ocurrido también con otros habitantes de la galaxia, asegurando un “gran silencio” y grises prospectos para SETI? Quizá, pero no lo creo.

Pienso que nuestra decisión de solo escuchar y (quizá) trasmitir posteriormente tiene más relación con consideraciones circunstanciales. Los méritos y dificultades de una transmisión deliberada (opuesto a la transmisión accidental, rebosante y probablemente inútil de nuestros programas de radio y televisión al espacio) ciertamente han sido considerados. En un reciente estudio publicado Un mapa para la búsqueda de la inteligencia extraterrestre (“SETI 2020: A Roadmap for the Search for Extraterrestrial Intelligence”), hay una página de graciosa retórica explicando por qué varios científicos de SETI piensan que es demasiado pronto para accionar el gran interruptor y poner Radio Tierra al aire. Listado abajo están los argumentos principales de este estudio: después de todo, lo listado esta bien (a menos que usted sea una nave).

Pero, después de cada argumento, he agregado un párrafo en el cual considero ya sea que los extraterrestres podrían llegar a las mismas conclusiones que nosotros. De lo contrario, si nuestro pensamiento es demasiado provinciano, entonces nuestra decisión de no enviar señales intencionadas es simplemente eso: nuestra decisión. Esto dará cierta visión dentro de las políticas de transmisión de otros mundos.

1er argumento para la no transmisión. Es importante notar que nuestro primer contacto con una sociedad extraterrestre probablemente no sea el primer contacto de ellos. ¿Por qué? Debido a que cualquier civilización que “escuchemos” estará mucho más avanzada tecnológicamente que nosotros. Después de todo, Neandertales extraterrestres no construirían transmisores de micro ondas (o, si lo hacen, estropearán su uso construyéndolo de piedra). Solamente recibiremos una señal solida de una sociedad con logros tecnológicos iguales o mayores a los nuestros. Por lo que es posible que ellos estén manteniendo comunicaciones planeta a planeta durante siglos o milenios. En consecuencia, estas sociedades podrían estar usando un protocolo galáctico de comunicación establecido para el intercambio de información, una manera ordenada de hacer las cosas, que nos convendría imitar.

Ya que esto parece inevitable (recuerde los protocolos de intercambio de información de la Internet), claramente sería mejor para nosotros evitar transmitir. Primero escuchar y aprender el protocolo; después de todo, seremos los miembros mas nuevos del club galáctico. A primera vista, esto suena razonable. Si usted publica una página web sin saber HTML, desplegará basura a cualquiera que entre a esa página. Uno debe tener estándares, después de todo.

Pero, de nuevo, la mera existencia de una señal de la Tierra –con formato apropiado o sin él- puede intrigar a extraterrestres retirados con tiempo disponible. ¿No pensaría usted que, si una sociedad extraterrestre encontrara cualquier transmisión nuestra, se esforzarían por descifrar la información y quizá extraer el mensaje? Incluso un miembro nuevo en un club tiene permitido hablar, a pesar del hecho de no saber el saludo secreto del club. No tener conocimiento de los detalles del intercambio de información parece una razón artificial para nuestra decisión de no transmitir, y sería aún menos atractivo para ellos. Este es un argumento para el retraso, y mantener el incesante silencio. No puedo imaginar que todas las sociedades extraterrestres en nuestra galaxia sentadas sobre sus apéndices prensiles, esperando manuales técnicos.

Segundo argumento para la no transmisión, no podemos permitirnos transmitir. Después de todo, la transmisión es comparable en costos con la recepción, pero a diferencia del último, no se pueden obtener resultados durante siglos. Dado que el presupuesto para SETI es anoréxico, la mejor cosa por hacer es solo escuchar, una estrategia que al menos tiene la oportunidad de una retribución rápida. Además no tiene caso salir “al aire” durante unos minutos o unas horas. Cualquier proyecto de transmisión que busque ser escuchado debe ser persistente, lo cual significa que el transmisor necesita estar en actividad durante cientos o miles de años. Si bien es cierto que no es fácil conseguir los recursos para que los investigadores del SETI construyan un transmisor hoy.

Por supuesto, eso no dice nada respecto a lo que los extraterrestres podrían elegir hacer. Más aún, no está claro que el proyecto de transmisión necesite enviar por eones. Esquemas que proporcionen un evento de “sincronización” –una pista de cuando una sociedad podría estar escuchando – pueden reducir la necesidad de una agenda de una emisión de 24 horas por 7 días. Un ejemplo de tal evento de sincronización podría ser cuando un planeta pasa frente a su estrella visto desde otro sistema estelar, pero el punto es que con un poco de astucia se podrían obtener grandes resultados, permitiendo un esquema de transmisión a corto plazo que funcione mientras aquellos de ustedes que tengan curiosidad, desarrollen un interés a largo plazo para la recepción. Este tipo de consideraciones podría hacer que las señales de onda dirigida sean mucho más atractivas, al menos para nuestros colegas galácticos más avanzados.

Tercer argumento para no transmitir. La transmisión es un “acto diplomático”. Permitiendo que otros sepan de nuestra presencia puede ser peligroso, y no debemos hacerlo hasta tener una mayor madurez cultural. Este punto de vista fué expresado en su forma más popular en 1974 por Sir Martin Ryle (Astrónomo Real británico en esa época) cuando reaccionó de manera no muy alegre a la demostración de transmisión en Arecibo de 1974. A Ryle le molestó este corto mensaje de tres minutos, lanzado a un gran cúmulo estelar a 21 000 años luz de distancia. Después de todo, comentó, “cualquier criatura allá afuera (podría ser) malvada o hambrienta”.

Nosotros no sabemos casi nada sobre el comportamiento extraterrestre o sus hábitos alimenticios, como para poder argumentar que las preocupaciones de Sir Martin fueran solo paranoia. Aún cuando la probabilidad de que nuestro pequeño “ping” interestelar fuera respondido con una falange de cohetes a nuestro encuentro sea minúscula, es difícil garantizar que sea cero. Dadas las terribles consecuencias es mejor quedarnos seguros y en silencio. Es cierto, por supuesto, que no podemos asumir que las sociedades extraterrestres sean tan cautelosas. Y los avances culturales serios seguramente los podrían proteger usando transmisores “fuera de costa” o esquemas de señalización que no traicionen su posición.

Un argumento en el que todos los extraterrestres permanezcan en silencio, con base en sus necesidades de defensa es, en el mejor de los casos, débil. El punto de fondo es este: mientras nosotros podemos imaginar varias razones por las que transmitir no sea conveniente o sea potencialmente peligroso, ninguno de los argumentos expuestos nos permite concluir que nuestras razones para permanecer en silencio sean universalmente compartidas. Por lo tanto debemos mantener nuestras orejas de metal orientadas al cielo. Alguien en algún lugar seguramente tiene la suficiente curiosidad y coraje como para hablar.


http://www.seti.org/site/apps/nl/content2.asp?c=ktJ2J9MMIsE&b;=194993&ct;=2498805

Comentarios

Enviar