Un nuevo y detallado análisis del registro fósil de los animales marinos a lo largo de los últimos 542 millones de años ha causado una tremenda sorpresa. La biodiversidad aumenta y disminuye en ciclos regulares.
Con una regularidad misteriosa y sorprendente, la vida sobre la Tierra ha florecido y menguado en ciclos de extinciones masivas cada 62 millones de años, dicen dos científicos de la Universidad de California Berkeley que descubrieron el patrón luego de un trabajoso estudio computacional de registros fósiles que se extienden hacia el pasado por más de 500 millones de años.
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Los físicos Richard Muller (a la izquierda) y Robert Rohde, que descubrieron los sorprendentes ciclos de crecimiento y caída de la biodiversidad.Crédito: Laboratorio Berkeley. |
Es seguro que sus hallazgos generarán un renovado estallido de especulaciones entre los científicos que estudian la historia y evolución de la vida. Cada período de abundancia vital y cada extinción masiva ha durado por lo menos unos pocos millones de años, y la tendencia de la biodiversidad ha estado creciendo continuamente desde la última extinción, cuando los dinosaurios y millones de otras formas de vida desaparecieron hace unos 65 millones de años.
Los investigadores de Berkeley son físicos, no biólogos o geólogos o paleontólogos, pero han analizado el más exhaustivo compendio de registros fósiles que existe, datos que cubren las primeras y últimas apariciones de no menos de 36 380 géneros marinos separados, incluyendo millones de especies que alguna vez medraron en los mares del mundo, virtualmente desaparecieron más tarde, y en algunos casos incluso regresaron.
Richard Muller y su estudiante graduado Robert Rohde publicaron un informe de su estudio en la revista Nature del 10 de marzo de 2005 y, en una entrevista realizada esta semana, los dos hombres dijeron que habían estado trabajando sobre esta sorprendente evidencia durante cuatro años.
“Hemos intentado todo lo que pudimos imaginar para hallar una explicación para estos extraños ciclos de biodiversidad y extinción”, dijo Muller, “y hasta ahora, hemos fracasado”.
“Pero los ciclos son tan claros que la evidencia sencillamente brota por sí misma de los datos”, dijo James Kirchner, un profesor de ciencias planetarias y de la Tierra en el campus de Berkeley que no estuvo involucrado en la investigación pero que ha escrito un comentario sobre el informe que también aparece en el mismo número de Nature.
“El descubrimiento es emocionante, inesperado e inexplicado”, dijo Kirchner. Y seguramente, agregó, hará que otros científicos de muchas otras disciplinas busquen explicaciones para estos extraños ciclos. “Todo el mundo estará proponiendo explicaciones, y finalmente, al menos una o dos de ellas serán las correctas, mientras que todo el resto estará equivocado”.
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Los registros de fósiles marinos, como este trilobite de 400 millones de años de edad, representan la mejor herramienta para el estudio de la biodiversidad puesto que son más antiguos y están mejor preservados que los registros de fósiles de formas de vida terrestres. Crédito: Universidad de Oxford. |
Muller y Rohde reconocen que han tratado de resolver el rompecabezas utilizando cada fenómeno concebible de la naturaleza en busca de una explicación. “Hemos pensado en la dinámica del sistema solar, en las causas de las lluvias de cometas, en la forma en que funciona la galaxia, y en cómo actúan los volcanes, pero nada explica lo que hemos descubierto”, dijo Muller.
La evidencia de los extraños ciclos de extinción que primero llamó la atención de Rohde emergió de una elaborada base de datos de computadora que diseñó a partir del mayor compendio de datos fósiles que se haya creado jamás. Era una lista de organismos marinos de 560 páginas desarrollada hace 14 años por el fallecido J. John Sepkoski Jr., un afamado paleobiólogo de la Universidad de Chicago que murió hace unos cinco años, cuando apenas tenía 50 años de edad.
El mismo Sepkoski había sugerido que parecía que la vida marina tenía sus altos y bajos en ciclos de 26 millones de años, pero para Rohde y Muller, el ciclo más largo es mucho más evidente, aunque también han observado sugerencias de ciclos aún más largos que parecen ocurrir cada 140 millones de años.
El registro fósil de vida marina de Sepkoski se extiende por más de 540 millones de años, hasta la época de la gran “explosión cámbrica”, cuando aparecieron casi todas las formas ancestrales de vida multicelular, y Muller y Rohde construyeron sobre él su versión computarizada.
Desde hace tiempo, Muller ha sido conocido como un físico imaginativo y poco convencional en el campus de Berkeley y en Laboratorio Lawrence Berkeley. Él fue, por ejemplo, quien sugirió hace más de 20 años que una no descubierta y lejana estrella enana (a la que bautizó como “Némesis”) orbitaba alrededor del Sol y que podría haber dirigido a un enorme asteroide hacia una ruta de colisión con la Tierra, lo que llevó a la extinción de los dinosaurios.
“He abandonado a Némesis”, dijo Muller esta semana, “pero luego pensé que podría haber dos estrellas por ahí, en algún lado, pero ahora también he desechado esa idea”.
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El ciclo de biodiversidad fósil de 62 millones de años es más evidente en los registros históricos de los géneros que sobrevivieron menos de 45 millones de años. Hasta el presente, no existen explicaciones para estos ciclos. Crédito: Laboratorio Berkeley. |
Tanto él como Rohde han considerado muchas otras posibilidades para los ciclos de 62 millones de años, según dijeron.
Quizás, sugirieron, haya un desconocido “planeta X” en alguna parte más allá del sistema solar que esté causando disturbios entre los cometas en la lejana región conocida como Nube de Oort (donde existen millones de ellos), hasta el punto de hacer que lluevan sobre la Tierra y causen extinciones en ciclos regulares. Daniel Whitmire y John Matese de la Universidad de Lousiana en Lafayette propusieron esa idea como una causa posible de las grandes lluvias cometarias en 1985, pero nadie (excepto los creyentes en ovnis) ha descubierto jamás el menor indicio de ello.
O quizás haya alguna clase de “cronología natural” muy en lo profundo de la Tierra que dispare ciclos de vulcanismo masivo, pensó Rohde. Incluso hay algo de evidencia. Una gran losa de basalto conocida como las Trampas del Decán en la India ha sido fechada en su creación hace 65 millones de años, justo cuando murieron los dinosaurios, hizo notar. Y las similares Trampas Siberianas basálticas fueron creadas por vulcanismo hace unos 250 millones de años, a fines del período Pérmico, cuando la mayor extinción en masa jamás ocurrida llevó a la muerte a más del 70 por ciento de toda la vida marina, dijo Rohde.
Los dos científicos propusieron más ideas extrañas en su informe de Nature, pero solamente para indicar las posibilidades que habían considerado.
Según dijo Muller informalmente, su explicación favorita es que el sistema solar pasa a través de un excepcionalmente masivo brazo de nuestra galaxia espiral, la Vía Láctea, cada 62 millones de años, y que ese incremento de la gravedad galáctica podría disparar una lluvia de cometas tremendamente destructiva que podría causar los ciclos de extinción masiva sobre la Tierra.
Rohde, sin embargo, prefiere apariciones periódicas de vulcanismo como la explicación menos improbable para los ciclos, aunque reconoció que es apenas una explicación tentativa.
Dijo Muller: “Nos sentimos frustrados y necesitamos ayuda. Todo lo que puedo decir es que tenemos confianza en que los ciclos existen, y no puedo imaginar ninguna explicación posible que no sea también fascinante. Algo está sucediendo en el registro fósil, y sencillamente no sabemos qué es”.
Web Site: SFGate.com
Artículo: “Mass extinction comes every 62 million years, UC physicists discover”
Autor: David Perlman
Fecha: Marzo 10, 2005
Para Astroseti.org: Heber Rizzo Baladán