Traducción de un artículo de New Scientist en el que se comentan los desalentadores resultados que se desprenden de los últimos estudios de riesgos por radiación en viajes espaciales de larga du
Los rayos cósmicos podrían impedir los viajes espaciales de larga duración.
15:01 1 Agosto 2005
Servicio de Noticias de NewScientist.com
Rob Edwards
Los expertos han advertido que la radiación que encontrarían en un viaje a Marte de ida y vuelta podría matar a los viajeros espaciales. Los astronautas sufrirían el bombardeo de tanta radiación cósmica que uno de cada diez podría morir de cáncer.
Según un estudio de la Administración Federal de la Aviación de los EE.UU. (FAA), la tripulación de cualquier misión a Marte podría sufrir así mismo un incremento en los riesgos de contraer cataratas, pérdida de fertilidad y traspaso de defectos genéticos a sus hijos.
Los rayos cósmicos, que vienen del espacio exterior o de las llamaradas solares, son ahora considerados un factor limitador potencial para el viaje espacial. Keran O'Brien, físico espacial de la Universidad de Arizona del Norte (EE.UU) declaró: “No veo el modo de resolver con facilidad, en el futuro el problema de esta radiación medioambiental hostil“.
“Una nave especial voluminosa, ensamblada en la luna, podría posiblemente construirse de modo que el escudo redujese el peligro por radiación”, comentó a New Scientist. Pero incluso así, O’Brien estimó que los humanos no seremos capaces de viajar más de 75 millones de kilómetros (47 millones de millas) en una misión espacial – aproximadamente la mitad de la distancia que va de la Tierra al Sol. Esta permisividad podría llevarles a Marte o Venus, pero no a Júpiter o Saturno.
Un asunto arriesgado
Ayudados por O'Brien, el Instituto Médico Aeroespacial Civil de Oklahoma City, dependiente de la FAA, investigó las dosis de radiación probables que podrían recibir las personas que emprendiesen un viaje de ida a vuelta a Marte que durase 2,7 años, incluyendo una estancia de más de un año en ese planeta. El estudio estimó que la dosis individual terminaría siendo muy alta, de 2,26
sieverts.
Según sus conclusiones, esto es suficiente como para que personas con edades comprendidas entre los 25 y 34 años incrementasen el riesgo de contraer un cáncer letal, en un 10% en caso de ser hombres y en un 17% si se tratase de mujeres. El riesgo es mucho mayor que el 3% máximo recomendado por el Consejo Nacional de los EE.UU. para la Medición y Protección de Radiación, para un astronauta a lo largo de toda su carrera.
Los riesgos son menores para personas mayores, ya que el cáncer tiene menos tiempo para desarrollarse. Pero las mujeres siempre corren un peligro mayor que los hombres porque viven más años y porque son más susceptibles al cáncer de mama y de ovarios.
El estudio advierte que los rayos cósmicos podrían incrementar el riesgo de cataratas que nublasen su visión. Más aún, los hombres expuestos a llamaradas solares podrían sufrir una reducción temporal de su fertilidad, y las oportunidades de que algún hijo concebido por los viajeros a Marte sufriera defectos genéticos se estiman en un 1%.
Serios daños cerebrales
El autor líder del estudio, Wallace Friedberg, de la FAA, subraya otro trabajo que sugiere que los núcleos pesados de la radiación cósmica causan “serios daños cerebrales” en ratones, lo cual conduce a la pérdida de memoria. “La exposición a núcleos pesados debe ser tomada muy en serio en las misiones espaciales como el viaje a Marte”, comentó.
Mejorar los escudos protectores en las naves espaciales, empleando agua, hidrógeno o plásticos podría proteger a los astronautas hasta cierto punto. Pero esta se vería limitada por las restricciones en el peso y el diseño de los vehículos, señaló Friedberg.
“Incrementar la velocidad podría reducir también la exposición a la radiación” al disminuir el número de jornadas, añade. “Y estamos considerando utilizar medicinas o suplementos alimenticios que pudieran revocar los daños producidos por la radiación”.
Otros sugieren que serán necesarias soluciones más radicales. “La exposición a la radiación es ciertamente uno de los mayores problemas a los que se enfrentan los futuros viajeros del espacio”, dice Murdoch Baxter, editor fundador de la publicación Journal of Environmental Radioactivity (Revista de Radioactividad Medioambiental). “A no ser que podamos desarrollar una tecnología de transferencia instantánea en el espacio-tiempo, como el TARDIS del Doctor Who.
Referencia en esta publicación: Radioactivity in the Environment (vol 7, p 894)
Traducido por Miguel Artime para