Segunda y última parte de este interesante relato del Lic. Milton Hourcade.
Tal vez sea una cuestión muy personal, de empatía, o de sensibilidad. No sé cómo se sentiría el lector si tuviera la oportunidad de caminar por los pasillos donde han caminado auténticos héroes, de sentarse en el mismo puesto de comando donde se han entrenado famosos y se siguen entrenando los que continúan la tarea. Pero a mi todo eso me hace reflexionar sobre el enorme esfuerzo y sacrificio que significa ir al Espacio, y me provoca una muy particular emoción. Casi tenía que pellizcarme para darme cuenta que sí, que era realidad, yo estaba ahí. Esa fue una sensación que me acompañó durante buena parte de la visita a los ambientes del CEJ en Houston, Texas. Y uno de esos particulares lugares constituyó el recorrido minucioso que hicimos al Edificio de Réplicas de Vehículos Espaciales.
La instalación es enorme, al punto que cabe un transbordador con su compartimiento de carga abierto y el brazo automecánico operable, el brazo automecánico de doble articulación correspondiente a la Estación Espacial Internacional, también operable, una réplica de cabina de transbordador y tres módulos de la Estación Espacial Internacional, todo a tamaño real. Allí es donde se entrenan los futuros Controladores de Misión. Y allí es también donde reciben parte de su entrenamiento los astronautas.
La cabina por dentro
Tal vez lo primero que le viene a uno a la mente en cuanto entra en la cabina de dos pisos del transbordador, es lo pequeña que resulta, y lo difícil que es moverse dentro de ella. Eso se debe en parte a las instalaciones que la cabina tiene, que reducen el tamaño disponible para los astronautas. Una muy angosta escalera lleva a la parte superior, donde hay lugar para el comandante, que se sienta a la izquierda, y el piloto, que va a la derecha. Ambos están literalmente rodeados por perillas y botones que son otros tantos controles de todos los sistemas a bordo, los cuales están multiplicados por la cantidad de motores de que dispone el transbordador. Detrás ocupan sus asientos los Especialistas de Misión números 1 y 2.
Tomar asiento en esas posiciones no es tan simple como pudiera parecer, pero una vez que uno se instala, tiene delante suyo varias pantallas con diversas indicaciones de la situación de la nave, y las ventanillas desde las cuales los astronautas ven pasar la Tierra, y cada 45 minutos ven salir y ponerse el Sol.
Muchas misiones llevan 6 astronautas, pero la capacidad puede llegar a 8, 4 en la Cabina de Vuelo en el piso superior, y 4 en el inferior. Nuestro guía en la visita a la cabina, fue el astronauta John D. Olivas, Doctorado en Ingeniería Mecánica y de Materiales, que tiene en su haber seis patentes de EE.UU., y varios premios por su capacidad y labor. Olivas realizó una importante tarea en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en Pasadena, California, y años después, en 1998 fue seleccionado como Astronauta. Desde entonces ha recibido múltiple entrenamiento tanto para realizar Actividad Extra Vehicular desde la Estación Espacial Internacional, como para manejar los brazos automáticos, y ha recibido intensa instrucción en los sistemas de la Estación y de los transbordadores.
Actualmente Olivas es responsable de asegurar la adecuada configuración e integración de futuros módulos de la Estación Espacial Internacional, y de los vehículos que la visiten. Está asignado como tripulante de la futura misión STS-117 que partirá en 2007, para continuar la tarea de construcción de la Estación.
En la estrecha cabina, antes del vuelo, los astronautas son ayudados a ocupar sus asientos, que están mirando hacia el cielo. Una vez en órbita, y cuando ya están en condiciones de moverse, los tripulantes quitan algunos asientos de sus lugares de ajuste, y los adosan contra el techo o paredes de la cabina, de modo de hacer más espacio.
En la parte inferior de la cabina están el baño, la cocina, y el sobre de dormir. También están las gavetas cerradas con elementos personales de cada astronauta, con su nombre y un color distintivo. El panel de la cocina también tiene dispensadores de agua caliente y fría, para preparar bebidas y alimentos. El baño –un tema que siempre es motivo de preguntas-- posee un inodoro con un orificio pequeño, y su forma es tal que cuando se ajustan sobre las piernas unas palancas que están a los costados, que se levantan y se doblan hacia uno, se queda prácticamente pegado al asiento. El inodoro está equipado con un sistema de aspiración, que limpia durante su uso el material depositado. Un tubo por delante del inodoro, es usado por los astronautas varones para orinar. Los astronautas no se bañan, pero usan toallas mojadas con jabón para limpiar sus cuerpos, en una práctica obligatoriamente diaria.
Como en el Espacio se flota, dormir es muy fácil, no importa en qué posición se esté. Y al no haber gravedad, el cuerpo no siente la necesidad de darse vuelta y acomodarse de tanto en tanto. De modo que se entra en el bolso de dormir, se ajustan unos cinturones para quedar sujetos a un lugar, y allí se descansa.
En vuelo, partida y llegada
Tuve oportunidad de dialogar con un astronauta experimentado. Me refiero al Tte.Cnel. retirado de los Infantes de Marina, y dos veces veterano de misiones al Espacio, el peruano Carlos Noriega, quien actualmente es el Administrador de la Oficina de Proyectos Avanzados del Programa Constelación. Con él procuré recorrer muy sumariamente las etapas por las que pasa el astronauta en una misión. Comencé entonces por preguntar acerca de qué se siente al momento de partir, y Noriega me respondió: “Es bien emocionante ese momento, cuando los años de preparación culminan, y sientes el empuje de los motores”.
Inmediatamente se percibe la vibración producida por los motores, que va a acompañar todo el ascenso hacia el Espacio, y llega un momento en que se soporta una presión equivalente a 3 veces la gravedad de la Tierra. Y luego también es muy emocionante llegar al punto en que se está en órbita. Ahí no rugen más los motores, no hay más vibración, y se está flotando.
Noriega recordaba que en su primer vuelo, como para convencerse que estaba en órbita, --ya que al estar sujeto a su asiento no tenía la sensación de flotar-- sacó un lápiz, y vio que flotaba. Lo iba a recoger rápidamente pensando que alguno de sus compañeros de vuelo lo vieran y creyeran que estaba jugando, pero ahí vio que otros estaban haciendo lo mismo.
Los alimentos son variados, y los astronautas pueden escoger algunos de su preferencia. Todos tienen que ser hidratados, y allí es cuando adquieren su natural textura, ya se trate de vegetales o carnes. Los astronautas no pueden comer nada seco, pues las partículas quedarían flotando en la nave, por tanto, pan y galletas están excluidos. Él desayunaba salchichas con huevos, cereal y café con leche. Y su comida favorita eran camarones con salsa. Otros astronautas pueden tener otras preferencias, y la NASA les prepara la comida según sus gustos personales, como pollo, o bifes de carne vacuna. En la Estación Espacial Internacional, ocurre básicamente el mismo proceso de preparación de la comida. Lo que pueden es tener más variedad ya que las tripulaciones pasan regularmente 6 meses en órbita. Por otra parte, la comida está preparada la mitad por el sistema estadounidense y la otra mitad por el sistema ruso.
La basura que se acumula durante el vuelo del transbordador se regresa a la Tierra. El exceso de agua que produce el sistema de aireación se elimina en el mismo Espacio por un ducto ubicado en la parte posterior del compartimiento de carga. En el caso de la Estación Espacial Internacional, la nave rusa Progreso hace las veces de recolector de basura, y la misma es desprendida durante la reentrada en la atmósfera, y se quema en su caída. De haber trozos grandes de material o equipo sustituidos, los mismos caen sobre el Océano Índico.
Al aprestarse a regresar a Tierra, los astronautas a bordo del transbordador ingieren abundante líquido, pues deben reponer el que han estado perdiendo durante su vuelo y estadía en el Espacio. Eso les ayuda a mantener mejor la presión sanguínea. En el Espacio, --si no han hecho suficiente ejercicio— los astronautas también pierden masa ósea, y se les afecta el sistema de equilibrio que provee el oído interno. Al regresar a la Tierra, comienza a llegar la sensación de la gravedad la que va en aumento en los cinco minutos antes de aterrizar, hasta parecer excesiva.
La adaptación una vez en tierra, dura desde semanas a meses, dependiendo del tiempo que se ha estado en el Espacio.
Los astronautas inmediatamente regresan a sus hogares. Prácticamente hay una equivalencia de un día de adaptación por cada jornada que se estuvo en el Espacio. Un astronauta recién regresado de un vuelo, no está en condiciones de salir a trotar, pues sus piernas no le responderían.
“Hay miles de personas que han puesto años de trabajo para esas dos semanas que estuviste en el Espacio” por eso la tripulación apenas llegada tiene que brindar un informe de sus actividades, para proporcionar datos válidos a ser tenidos en cuenta en futuros vuelos. Ese informe dura un par de semanas con sesiones diarias, de las que participa todo el grupo, pero hay cosas que hicieron una o dos personas durante el vuelo, y esas son las que tienen que informar aparte. Por ejemplo, él tuvo que informar particularmente sobre su Actividad Extra Vehicular. “Es bien interesante trabajar afuera” dice el astronauta, algo que él hizo 3 veces. Y uno de los aspectos especiales de esa tarea es que todas las herramientas están sujetas por un cable al traje del astronauta. Nada puede quedar flotando en el Espacio porque sería peligroso para la Estación o el transbordador. También luego de volver de una misión, comienzan las visitas a varios centros de la NASA y el contacto con el público, pues se ha hecho un trabajo que es para beneficio de todos, y se quiere llevar esa experiencia al conocimiento de la gente, “por eso durante esa época estás viajando bastante”, finaliza diciendo Noriega.
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Transbordador para entrenamiento. |
Réplica módulo de la Estación Espacial. |
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Astronauta entrenando. | Cabina de Transbordador. |
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Astronauta Olivas. | Hourcade y astronauta Noriega. |