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En ocasiones a nuestra sociedad le cuesta entender porqué se invierto dinero en proyectos científicos.

No surgen las mismas dudas cuando hay que fichar a un delantero para el equipo de fútbol local.

Cada vez que se habla del coste de una misión espacial, como el envío de los robots Spirit y Opportunity a Marte o el reciente viaje del astronauta español Pedro Duque al espacio, se alzan voces criticando el enorme coste que suponen para las arcas públicas y lo mucho que se podría hacer con ese dinero, como arreglar el hambre del tercer mundo. Y tienen razón.

Todos los proyectos gubernamentales que tienen un elevado coste podrían destinar sus fondos a causas altruistas y arreglar el mundo . Podrían dejar de construirse autopistas y carreteras, y podrían detenerse las inversiones en líneas de tren de alta velocidad. Podrían suspenderse las ayudas de los gobiernos a las industrias, universidades y escuelas de sus países, y podrían dejar de pagarse subsidios a aquellos que no tienen trabajo, y con estas soluciones y otras similares el dinero disponible sería mucho más y no sólo se solucionaría el hambre en los países en desarrollo, sino que cada ciudadano del mundo dispondría de un hogar y una casa de fin de semana.

Pero no consideramos estas posibilidades porque suponen un freno al progreso de nuestra sociedad, y las críticas sobre el coste de la exploración espacial vienen de aquellos que no entienden los beneficios que ha aportado y puede aportar a nuestro conocimiento y bienestar.

Muchos de los que realizan estas críticas, en cambio, se sientan en su sofá una tarde del domingo y defienden con pasión los colores de un equipo de fútbol que invierte cifras astronómicas en el fichaje de una estrella, que en ocasiones no cumple las expectativas y debe ser malvendido a final de temporada, o se les cae la baba viendo una película de Pamela Anderson, sin importar cuanto haya cobrado por hacerla y que su calidad interpretativa sea dudosa, u observan encantados las carreras de Formula 1, a cuyo alrededor se mueve una cantidad impresionante de dinero ... quizás piensen que con esos fondos no se solucionarían problemas más acuciantes de este mundo. ¿Que nos queda después de un partido de fútbol, de ver una película o una carrera? ¿Cuanto dinero se gasta cada año en fichajes deportivos, películas y carreras?

Gastamos muchísimo dinero en loterías, revistas del corazón, o en programas de televisión que no nos aportan conocimiento alguno. Si, nos reímos un rato y resultan entretenidos, pero ¿Y después ? ¿Hemos de ser tan hipócritas que con tal de pasarlo bien no nos importa que ese dinero no esté bien gastado y nos lavamos las manos criticando algo que nos parece más lejano? A eso se le llama "ver sólo la paja en el ojo ajeno".

Gracias a los programas espaciales se desarrollan medicamentos y productos que después son aplicados a la sociedad civil, y aunque la conquista del espacio siempre estuvo ligada a la industria armamentística, hay que recordar que los primeros misiles, los famosos V2 alemanes, supervivientes a la segunda guerra mundial se reconvirtieron para ser los primeros intentos americanos de alcanzar el espacio, y son muchos los misiles transformados en plataformas lanzadoras de satélites. ¿Que mejor final para algo que estaba destinado a acabar con vidas humanas? La industria militar sostiene muchos puestos de trabajo, y la exploración espacial es hoy por hoy una excelente alternativa que permite mantener los puestos con fines no destructivos. Cualquiera estará de acuerdo en que es preferible que una empresa dedique su personal a fabricar un cohete espacial que un arma de destrucción masiva.

La exploración espacial nos proporciona además conocimientos sobre como se formó todo aquello que nos rodea, como empezó el universo, hacia donde se dirige, como se pudo generar la vida, y busca respuesta a la pregunta de si puede existir vida en otros rincones del espacio. Nos abre, además, el camino a la colonización de otros mundos, y en un futuro lejano quizás de otros sistemas.

Pasada la guerra fría, hoy en día se considera que la única amenaza de extinción de la humanidad es que una de esas rocas malintencionadas que circulan por nuestro sistema solar decida cruzarse en la trayectoria de nuestro pequeño planeta. Se han producido ya varios avisos con encuentros en los que por sólo unas horas de diferencia (cuestión de suerte) hemos evitado un desenlace fatal. ¿Nos ofrecerá la Formula 1 una solución si llega el momento?

El mundo actual tiene muchos problemas, y muchos tienen una solución que está en manos de los gobiernos, y en otros quizás se trate más un problema de concienciación social. El fútbol, la Fórmula 1, el cine y los programas de entretenimiento cumplen un papel en la sociedad, y sería absurdo pretender que su desaparición pudiera suponer una solución al hambre del tercer mundo, porque no existe un sólo culpable, y de la misma forma si lo hubiera tampoco sería la exploración del espacio.

Ojalá todo el dinero "mal invertido" se invirtiera en algo que nos puede proporcionar tantos beneficios, y ojalá entre todos aportemos soluciones a los asuntos más terrenales.