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El futuro de nuestro sistema solar

Publicado por Heber Rizzo | 02/10/2003
Un anillo rico en metales descubierto alrededor de una enana blanca ayuda a resolver un viejo rompecabezas estelar y a vislumbrar nuestro lejano porvenir.
Por Heber Rizzo Baladán Enero 03, 2006 Un equipo de astrónomos de la Universidad de Warwick ha descubierto un anillo de gas relativamente rico en metales girando alrededor a una enana blanca relativamente cercana, con lo cual han logrado dar un vistazo al futuro de nuestro propio sistema solar.
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Concepción artística de una enana blanca rodeada por un anillo
© Mark A. Garlick
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El futuro de nuestro sistema solar
por Boris Gänsicke, Universidad de Warwick
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Nuestro sistema solar en la actualidad
© Boris Gänsicke / Univ. of Warwick
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La imagen superior nos muestra nuestro sistema solar tal como es ahora, con Mercurio, la Tierra y Marte recorriendo órbitas relativamente cercanas al Sol. Los grandes planetas gaseosos Júpiter y Saturno se encuentran en órbitas más lejanas. Urano y Neptuno están aún más lejos, y no se pueden ver en la escala de este diagrama. Un cinturón de asteroides se extiende desde una distancia de aproximadamente 450 radios solares hasta unos 720 radios solares. El Sol produce la energía que irradia, unos 400 x 1024 vatios, por la fusión nuclear del hidrógeno que ocurre en su interior.
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El Sol se convierte en gigante roja
© Boris Gänsicke / Univ. of Warwick
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A medida que el Sol evolucione en su ciclo vital estelar, agotará finalmente todo el contenido de hidrógeno de su núcleo, y comenzará a hincharse para convertirse en una gigante roja. Durante esta fase, consumirá a los planetas interiores: Mercurio, Venus, y probablemente también a la Tierra. Pero mientras aumenta su tamaño, también perderá aproximadamente la mitad de su masa, y como consecuencia Marte, los asteroides y los planetas exteriores se alejarán. Esto sucederá dentro de unos 5 000 a 8 000 millones de años.
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El Sol se convierte en enana blanca
© Boris Gänsicke / Univ. of Warwick
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Una vez que se haya dispersado la capa exterior de la gigante roja, el núcleo de lo que alguna vez fue el Sol se encogerá hasta ser un objeto del tamaño de la Tierra, pero aún contendrá aproximadamente la mitad de la masa que alguna vez tuvo el Sol, y se habrá formado una enana blanca. Inicialmente, este objeto compacto estará muy caliente, con una temperatura superficial de más de cien mil grados centígrados pero, desprovisto de energía nuclear, estará condenado a enfriarse con el tiempo, con sus planetas y sus asteroides girando sin descanso a su alrededor.
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Los restos gaseosos de un asteroide alrededor de SDSS1228+1040
© Boris Gänsicke / Univ. of Warwick
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Finalmente, es posible que uno de los asteroides sea desplazado de su órbita casi circular por el tirón gravitatorio de Júpiter, y que sea lanzado en un curso que lo lleve muy cerca de la enana blanca. El fuerte campo gravitatorio del remanente estelar lo destrozará por el efecto de marea, y luego el material rocoso y rico en metales del asteroide se evaporará por la radiación calórica de la enana blanca y formará un anillo gaseoso que orbitará muy cerca de ella (nótese la diferencia de escala de esta imagen comparada con las tres de más arriba). Esto es lo que se ha detectado alrededor de la enana blanca SDSS1228+1040, la que se ha estado enfriando por unos cien millones de años desde que pasó por su fase de gigante roja: un disco de elementos tales como el calcio, el magnesio y el hierro, orbitando alrededor de la estrella compacta a una distancia de apenas 1,2 radios solares con una velocidad de más de mil kilómetros por segundo. En ese aspecto, estas observaciones de SDSS1228+1040 guardan un parecido con la imagen del futuro remoto de nuestro propio sistema solar. Páginas web relacionadas -- Polvo de cometas alrededor de una estrella muerta -- Un Jonás sub-estelar -- Un puente entre estrellas -- Estrella muerta que revive cada 20 años
Redactado para Astroseti.org por
Heber Rizzo Baladán

Fuentes utilizadas -- The Future of our Solar System -- Universidad de Warwick -- Universe Today
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